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Miércoles 30 de Septiembre de 2009

Jueves 1 de Octubre de 2009

Viernes 2 de Octubre de 2009

Sábado 3 de Octubre de 2009

Domingo 4 de Octubre de 2009

 


Miercoles 30 de Septiembre de 2009. Petra

 

 

Nos despertamos descansados, nos asomamos a la terraza, con un sol espléndido reflejándose en las montañas de Petra  que rodean al hotel. La terraza es como un pasillo corrido que abarca una serie de habitaciones en la que estamos muchos del grupo alojados y nos encontramos muchos desperezándonos al aire libre y ya de cachondeo matinal. Nos hacemos unas fotos de recuerdo.

Nos vemos en el desayuno. Algunos malitos se van recuperando, pero nuestro ángel de la guarda Joan ha caído y está fatal.

Nos recoge Nabil y comenzamos a andar hacia el desfiladero. Nuestro hotel está casi justo a la entrada de todo el complejo.

Delante de las taquillas hay un mapa de Petra y allí nos explica lo que vamos a ver.

Petra es una de las 7 maravillas del mundo desde 2007.  Es una ciudad Patrimonio de la Humanidad declarada por la Unesco.

En la antigüedad estuvo habitada por los edomitas, unos 1300 años A. de C. Fueron los llamados “hijos de Esaú”. Ellos fueron los que impidieron a los israelitas que cruzaran su territorio para llegar a la Tierra Prometida. Esto generó guerras y al final los israelitas se impusieron. Durante muchos años siguieron importunando los edomitas hasta que lograron la caída de Jerusalén. Los Nabateos los derrotaron y se hicieron con el control de las rutas comerciales.

Tuvieron continuos ataques de los romanos, pero los rechazaron siempre.

Los Nabateos, que eran un pueblo nómada árabe, se establecieron en la zona a finales del siglo VI a. de C. Al encontrar agua en abundancia supuso un atractivo para su comercio. Las paredes rocosas del desfiladero y la zona tan recóndita, la hacia fácil de defender. La convivencia con los edomitas fue buena. En el siglo II a. de C. se convirtió Petra en la capital del Reino Nabateo. Principalmente se dedicaban a la agricultura, cultivando viñas y olivos y criaban camellos, ovejas, cabras y caballos. Fueron unos expertos en la canalización del agua, construyendo una compleja red de canales y cisternas para traer el agua desde un gran nacimiento, situado a varios kilómetros de Petra. Su principal riqueza provenía del comercio.  Era un centro neurálgico para las lucrativas rutas comerciales, que enlazaban China con Roma. Sus mercancías eran incienso, seda y especias además de otros materiales exóticos.

Las caravanas paraban aquí para descansar, con abundante agua y una gran protección contra los maleantes del camino. Por estos servicios cobraban un impuesto a todos los que la atravesaban.
En el año 75 D. de C. el último rey de los nabateos trasladó la capital a Bosra al sur de Siria, que era considerado el granero de Roma. Esto favoreció la anexión de Petra al imperio romano en el año 106 d. de C. como una provincia romana de Arabia.

La creación de la Decápolis, una alianza de 10 ciudades-estado, frenó la expansión nabatea.

El emperador Adriano la denominó Hadriana Petra. En esa época se construyeron algunos monumentos. Más tarde fue colonia romana.
Los bizantinos, cristianos y árabes también pasaron por aquí. Los cristianos la convirtieron en sede de un obispo y uno de los principales monumentos, la Tumba de la Urna o del Tesoro, la convirtieron en iglesia. Recientes excavaciones han encontrado tres iglesias con suelo de mosaico. Se sabe que en el siglo XII los cruzados construyeron dos fortalezas en la región. Casi los últimos testimonios que se tienen de Petra son los que describen la visita del sultán mameluco Baibars y se pierde ya su rastro.

En 1812 Johann Ludwig Buckhardt la redescubrió. Este hombre era suizo, nacido en Lausana en 1784, había estudiado algo de árabe y se enamoró del tema. Por ello se marchó a Aleppo a perfeccionar la lengua árabe, el Corán y las leyes islámicas. Se convirtió en un profundo conocedor del mundo musulmán y eso le hizo que se mezclara con la población autóctona y disfrazado de mercader visitó toda Arabia y Nubia. Fue el primer europeo en entrar en Petra, así como uno de los primeros en llegar hasta La Meca y Medina. También visitó los templos de Ramsés II y de Nefertari en Abu Simbel. Al final se convirtió al Islam y cambió de nombre pasando a ser Ibrahim ibn Abdullah. Murió en Egipto el 15 de Octubre de 1815 y está enterrado en el Cairo.

Pulsar para ampliarIniciamos el recorrido entrando en un “Wadi”, valle seco hasta llegar a los primeros monumentos situados a la derecha del camino que son los Cubos Jinn. Son tres grandes monolitos de piedra de tumbas inconclusas. La voz “Jinn” en árabe significa “genio”, y según la tradición, estos bloques de piedra excavados en la roca eran para poder cobijar a los genios.

A continuación y a la izquierda nos topamos con la Tumba de los Obeliscos y en la parte inferior el Triclinio. Es una tumba excavada en la roca de clara inspiración egipcia que proviene de que en la ciudad egipcia de Alejandría estaba muy extendido el culto al dios nabateo Dusharah. En su fachada se pueden observar 4 obeliscos que representaban al difunto enterrado en la tumba.

El triclinio era una sala sin ornamentos y con tres sitiales para celebrar el banquete fúnebre. En su fachada tiene como decoración un doble frontón.

Pulsar para ampliarPulsar para ampliarUn poco más adelante ya se vislumbra el desfiladero. Atravesamos un puente que en realidad es un Canal construido por los nabateos para desviar la entrada de las aguas torrenciales cuando se producían las lluvias y está canalizado por un Túnel excavado en la roca que llegaba hasta una cisterna. En el lado derecho se pueden ver numerosos Nichos y una Tumba Monolítica adornada con un friso de estilo asirio semejando los zigurats escalonados.

Ya estamos en la más famosa garganta del mundo, el Desfiladero de as-Siq. Sus paredes son de arenisca multicolor y la erosión y el tiempo que pasó sumergido en el mar le dan un colorido difícilmente explicable.
Nada más entrar nos encontramos con las ruinas de un  Arco Triunfal, y vemos las canalizaciones  a ambos lados, en el izquierdo un canal de recogida de agua de las lluvias y en el derecho una tubería de barro para llevar el agua limpia a la ciudad.

Pulsar para ampliarA  lo largo del desfiladero, que en algunos puntos no tiene más de 2 metros de anchura y sus paredes pueden medir entre 80 y 100 metros de altura, nos encontramos con una tumba llamada Nido del Águila de origen romano con un águila entre dos columnas; hay bajorrelieves con figuras de camellos, simulando una caravana como desfile procesional hacia la ciudad; rocas talladas en forma de elefante como protección de la ciudad; nichos votivos; las ruinas de un acueducto y unos vaciados en la pared de la derecha para colocarse y orar mirando al altar situado en la pared de enfrente de algún dios representado por una piedra.

Pulsar para ampliarLlegamos al final del desfiladero, en el que nos hemos cruzado con muchos grupos y calesas transportando pasajeros. Nos dice el guía que no miremos al frente hasta llegar al final y que es entonces cuando hay que levantar la vista. Así lo hacemos y la impresión es brutal. Frente a nosotros tenemos la fachada más fotografiada del mundo y más espectacular con su intenso color de rosa que va variando su tonalidad en función de la luz del sol. Es la Tumba de la Urna o la llamada Tumba del Tesoro. Como todo tiene su leyenda, se la llama así porque la tradición decía que un faraón había ocultado oro en la parte superior de la fachada o “tholos”. Esto hizo que esté plagada de disparos realizados por los beduinos que si que creyeron la leyenda.

Pulsar para ampliarNo está clara la datación de este monumento. Lo que si sorprende son sus dimensiones: 40 metros de altura por 28 metros de anchura, de estilo helenístico. En la parte de abajo hay cuatro columnas centrales con capiteles corintios unidas por un frontón triangular y otras dos columnas laterales en los extremos, todo ello cubriendo un pequeño vestíbulo con bajorrelieves, que da acceso a tres puertas, una a cada lado,  adornadas con bajorrelieves y que dan a sendos hipogeos y una central que da entrada a un espacio cuadrado y desnudo con nichos en las paredes laterales.

En la parte superior o “tholos” hay a los lados dos edículos rematados con un semifrontón y en el centro podemos ver un bajorrelieve que representa a la diosa Isis con el cuerno de la abundancia en la mano izquierda y un sistro (instrumento musical egipcio) en su mano derecha. Sobre ella está la urna que propició la leyenda del tesoro.

En la decoración podemos observar además amazonas danzantes con túnicas cortas y un echarpe ondeando al viento, victorias aladas, motivos florales y cálices de vino y grifos con sarmientos en el friso.

Todo esto nos lo explicó Nabil en un lateral de la replaza frente a la fachada nada más salir del desfiladero a la derecha. Aprovechamos el lugar y la ocasión para hacernos una foto del grupo, la cual da inicio a esta página web en su relato de este viaje.

Nos dio media hora de libertad para hacer fotos, descansar de la caminata, refrescarnos y coger fuerzas para lo que nos quedaba.

Lo primero que hicimos fue acercarnos a la fachada y subir los escalones del vestíbulo para ver el interior de la tumba, que no tiene nada, sólo el iridiscente y variopinto color de la piedra tallada y de la roca interior. Este espacio estaba guardado por un guardia del desierto, con su túnica color tierra, sus correajes y el pañuelo jordano. Por supuesto que todos nos hicimos fotos con el guardia a lo que se brindó amablemente con una sonrisa.

Algunos nos sentamos en una jaima situada enfrente del monumento para tomarnos algo fresco y descansar. Por supuesto también tenia adosada una tienda donde alguna señora compró cosas. Joan seguía fatal, pero no se perdió nada.

Las papeleras del recinto estaban a rebosar de basura, de la cantidad de visitantes que ya habían pasado por allí y eso que eran las 10 de la mañana. Los restos de comida atraían a unas avispas o abejas enormes y diferentes a las que nosotros conocemos que más parecían helicópteros. Menos mal que no picaron a nadie del grupo.

Continuamos la marcha por la Avenida de las Fachadas que en su lado izquierdo destacan las espléndidas Tumbas Asirias de un intenso color rojo. De pronto la avenida se ensancha y a un lado y a otro se pueden observar más tumbas algo elevadas con respecto a la calle.

La avenida es un ir y venir de camellos. Los habitantes de Petra fueron desalojados hace unos cuantos años, para poder explotar el recinto con fines turísticos, y los establecieron en un pueblo construido para ellos, pero a cambio impusieron la condición de ser ellos mismos los que explotaran los negocios de este tramo como son las jaimas de venta de refrescos y baratijas, los vendedores ambulantes y los camelleros. Estos personajes forman cooperativas y son familias enteras que trabajan aquí. Ellos dicen que son los descendientes de los nabateos. Su aspecto es diferente, su estructura facial y sus rasgos no son parecidos a los árabes del entorno. Llevan los ojos bordeados de khol, el pelo largo y casi con tirabuzones como rastas y el turbante colocado de diferente forma.

Cada tramo de Petra está concedido a diferentes promotores de animales: desde las taquillas hasta el puente de entrada al desfiladero sólo pueden circular los caballos que se pueden alquilar; del desfiladero hasta el tesoro, las calesas; desde la avenida de las fachadas hasta el restaurante  los camellos y al final para subir al monasterio, burritos.
Vicente, como sabe que me gustan las cosas pequeñas, había comprado por el camino a un vendedor un candil de barro pequeño, imitando a uno antiguo, muy bonito.

En algún punto del recorrido también se nos habían acercado vendedores ofreciendo bisutería de plata al peso.

Paramos en una jaima grande a tomar algo y pasar por los servicios que están enfrente. Nos ofrecen pulseras y collares.

Por el camino, a la izquierda hay un Teatro que se edificó unos años antes de Cristo sobre un antiguo cementerio, totalmente excavado en la roca. Tenía una capacidad de 3000 espectadores.

Pasamos por una reproducción de la vida en un pueblo nabateo, con su “rey” y su “reina” en un trono, en plan turístico, para hacerte una foto en el trono disfrazado y dejar alguna moneda.

Más adelante, a la derecha, en una zona ensanchada podemos observar en la ladera de roca de la derecha de la colina de al-Khubthah un conjunto monumental muy conocido de Petra. Se construyó para acoger a una familia real nabatea. Hay una necrópolis de fosas sepulcrales que en tiempos posteriores sirvieron de viviendas. El conjunto está formado por cuatro grandes tumbas: la Tumba de la Urna, porque también sirvió de archivo y tribunal y está rematada en lo alto por un frontón; la Tumba de la Seda que recibe este nombre por los extraordinarios juegos de policromía de la roca, que se asemeja a los reflejos de aguas de este tejido. La gama de colores de la roca arenisca veteada van del blanco al azul, del salmón al gris o al rojo vivo. El frontón de la fachada está rematado por un ornamento escalonada de inspiración asiria; la Tumba Corintia  con una fachada que evoca el estilo helenístico aunque la parte de abajo es de arte nabateo; la Tumba Palacio es la única en la que se ha utilizado el ladrillo para construir la fachada con tres niveles. Un poco más alejada se encuentra la Tumba de Sextus Florentinus que es la única que se ha podido datar con exactitud gracias a una inscripción de 130 d. de C. en la que se dice que el difunto alude a la voluntad de ser enterrado en Petra, por tanto es de la época romana.
Acometemos la Avenida de las Columnas o el Cardo. Fue edificada en la época de Aretas IV y remodelada en tiempos de Trajano. Era una larga vía pavimentada y flanqueada de pórticos, de los que apenas quedan restos y alguna columna. Lo que sí ha pervivido ha sido la pavimentación en buen estado. En el cruce de dos wadis se alzaba un Ninfeo, que era un extremo del sistema de canalización de agua.

Observamos restos de iglesias bizantinas y montones de piedras que formaban las casas de la ciudad que se destruyeron a causa de los terremotos. Además hay restos de templos, termas y una puerta.

Llegamos al Restaurante Crown Plaza y rápidamente nos sentamos en la mesa que nos habían reservado dentro con aire acondicionado.

Comemos, charlamos y decidimos lo que cada uno va a hacer. Se dan varias actividades como alternativa para esta tarde. Los más aguerridos se atreven a subir al Monasterio. El resto poco a poco nos vamos volviendo caminando a nuestro ritmo los más de 4 Kms. que faltan para llegar al hotel. Unos vamos directo, sin paradas, otros van viendo los distintos tenderetes y puestos de venta que hay por el camino. Dani con sus largas zancadas se va volando al hotel, porque no se encuentra bien.
Nosotros, al llegar a la fachada del tesoro cogemos una calesa que nos lleva a gran velocidad por el desfiladero y traqueteando sobre el irregular pavimento empedrado hasta la entrada. La mulita  estaba bien enseñada para saber donde puede correr y donde disminuir la velocidad, así como evitar a la multitud de personas que deambulan en todas direcciones por la garganta. El conductor no para de hablar por el móvil a la vez que escucha música a todo volumen. El último tramo se nos hace largo y pesado porque cae un sol de justicia y ya estamos cansados.

Unos jinetes empiezan una carrera desaforada por el camino que tienen asignado para desplazarse y el mismo guardia que habíamos visto en el Tesoro  por la mañana junto con un policía les llama la atención y les hace descabalgar.

Nos encontramos con Pepe y Mati y a la salida compramos la foto grupal que nos han hecho esta mañana.

Una vez en el hotel es preciso tomar una larga ducha para desempolvarnos y relajarnos, antes de dormir una siestecita.

Para el final de la tarde nos ofrecen un baño turco con masaje y algunas señoras se apuntan, otros van a la piscina del hotel y nosotros descansamos. Vicente navega por Internet y yo proceso toda la información del día. Aprovechamos para hacernos fotos con el ocaso en Petra. Algunas señoras salen a dar un paseo por los alrededores. Otro grupo pequeño cena pronto y se decide a entrar otra vez en el desfiladero iluminado con velas de tramo en tramo hasta el tesoro donde escuchan música, con la fachada iluminada por velas de fondo.

Los que no han participado de estas actividades nos reunimos en el hall y tomamos el aperitivo antes de entrar a cenar.

Las señoras que han ido al baño turco han vuelto encantadas y partidas de risa.

Las “tahuras” juegan una partidita y nos vamos todos a dormir, pero antes hay que hacer las maletas.

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Jueves 1 de Octubre de 2009. Petra, Aqaba

 

Vamos a desayunar ya con las maletas. Sirviéndonos el buffet del desayuno Vicente pisa el suelo mojado y sucio, se resbala y cae todo lo largo que es de espaldas. Otros del grupo también se habían resbalado anteriormente. Tuvo mucho peligro pues llevaba un plato y un vaso en las manos, que se rompieron y los cristales gordos los tenía debajo de la espalda. Tuvimos que retirar nosotros los fragmentos antes de que se levantara del suelo. Vicente y todos nos indignamos por la desidia y la falta de actividad en resolver la situación, cosa que le recriminó  Vicente al jefe de sala.

Ya en la recepción pidió las hojas de reclamación y se hacían los tontos como que no entendían hasta que no tuvieron más remedio que dárselas. Mientras escribía la reclamación y la relación del incidente aparecieron todos los jefes del staff del hotel junto con Nabil, ya que para ellos era un baldón el tener una reclamación tan evidente.

Salimos sin agobios ni prisas de Petra. Por la carretera nos hace observar Nabil las formaciones montañosas que nos rodean y nos recuerda que todo aquello era el fondo del mar en su época.

La carretera va subiendo muy rápido. Paramos en un lugar con vistas panorámicas para ver la zona desde arriba. Hace un viento frío por la altitud a la que nos encontramos. Al fondo se ve en la cima de una montaña una construcción blanca. La historia dice que el hermano de Moisés, llamado Aarón, murió en Jordania y fue enterrado en el Monte Hor, llamado Jabel Harum, que en árabe significa “Montaña de Aarón”. Primero se construyó en el lugar una iglesia bizantina y más tarde una tumba/santuario en el siglo XIII por un sultán mameluco. Es un lugar de difícil acceso pero hay gente que sube en peregrinación.

Un poco más adelante paramos para ir a los servicios en una tienda enorme que tiene de todo. Lo que más nos llama la atención es como hacen las botellas de arena y como las personalizan. Algunos de nosotros nos llevamos una de recuerdo. Son preciosas.

Hasta llegar a nuestro destino Nabil nos habla de las localidades cercanas que aparecen en la Biblia, en el Antiguo Testamento, refiriéndonos pasajes de la historia de Abraham, sus hijos, las doce Tribus de Israel, Moisés y los estudios que se llevan a cabo.

Llegamos pronto a Aqaba y con el autobús damos una vuelta por la ciudad. Nos va señalando Nabil los sitios más emblemáticos.

Aqaba es la única salida al mar de Jordania, en la parte norte del Golfo de Aqaba, en el Mar Rojo. Originariamente no existía esta salida, pero tras arduas negociaciones Arabia Saudí le dió este territorio a cambio de otro que le cedió Jordania gustosamente. Arabia Saudí encontró petróleo en los territorios obtenidos, pero a Jordania le vino mucho mejor el poderse comunicar con el mundo y que fuera puerta de entrada de todos los productos que no tiene y también de salida de los que produce.

En total la salida al mar de Jordania sólo tiene una extensión de 27 Km. Entre Aqaba y Elat (Israel) hay una zona plana que separa los dos países. Al otro lado de la frontera está la ciudad de Elat, con enormes rascacielos que se ven desde Aqaba. La zona de Israel también es muy pequeña. A continuación, más al sur, está Egipto.

Pasando la ciudad hacia el sur, a 7 Km. está la frontera con Arabia Saudí.

La historia de Aqaba se remonta al IV milenio A. de C. con las primeras huellas de seres humanos. En los tiempos prebíblicos se llamaba Ayla. Más tarde se la llamó Ezion Gaber, y era una base naval, construida por el rey Salomón para su flota mercantil.

En el siglo III a. de C. fue ocupada por la dinastía de los Ptolomeos de Egipto que le dieron el nombre de una de sus reinas, Berenice. Tras ellos llegaron los nabateos quienes hicieron de la ciudad un emporio comercial en la ruta de las especias. Desde aquí se exportaba incienso, especias, mirra, además de piezas de metal y cerámica.

Cuando en 106 d. C. Trajano conquistó el reino nabateo la ciudad quedó anexionada al imperio romano continuando con su esplendor con la construcción de una vía de comunicación cruzando toda Jordania hasta Bosra, en el sur de Siria.

Con la llegada de los bizantinos se convirtió en un arzobispado y era un lugar de parada para los peregrinos que iban al Monte Sinaí.

A partir del año 630 se inició el dominio musulmán que duró hasta la llegada de los cruzados.

Un sultán mameluco egipcio tomó las riendas de la región y le cambió el nombre, poniéndole el actual de Aqaba. A principios del siglo XVI construyeron el fuerte mameluco de la ciudad.

Tras ellos llegaron los otomanos que gobernaron la zona cuatro siglos. La apertura del Canal de Suez en 1869 marcó el comienzo del declive de la ciudad. En 1917 fue conquistada por las fuerzas árabes del príncipe Feisal y sus aliados ingleses comandados por T.E.-Lawrence. Al final de la Primera Guerra Mundial los británicos consiguieron Aqaba para Jordania que definitivamente fue anexionada en 1925 a Transjordania.

Entre los monumentos más emblemáticos de Aqaba figuran el Fuerte Mameluco que se encuentra en el paseo marítimo; la Iglesia de Ayla, descubierta en 1995 y se la considera como uno de los lugares de culto cristiano más antiguo del mundo de finales del siglo III d. de C.

Frente al mar y al Fuerte Mameluco se encuentra un altísimo mástil de 138 metros con una enorme bandera conmemorativa de la victoria de la Revolución Árabe contra los otomanos en 1917. Tiene los mismos colores que la bandera jordana pero en otro orden, esto es, negro, verde y blanco con un triángulo rojo pero sin la estrella de 7 puntas.

El máximo atractivo de Aqaba es su fondo marino. A poco menos de 100 metros de la orilla ya se encuentra el arrecife coralino con bruscas bajadas repletas de peces como el pez payaso, el ballesta, el gobio, el loro, el gaita,  así como tortugas y toda clase de otros peces. Los corales son de una enorme variedad y morfología, encontrándose muy vivos por la limpieza de las aguas.

Tras la visita a la ciudad paramos a comer en un restaurante. Todo está rico y comemos pescado muy bueno, creo que era pez capra. Vicente y Pepe Hidalgo aprovechan la sobremesa y se acercan a una Tienda Licoreria libre de impuestos, muy abundantes en Aqaba, Pepe compra algún buen puro y Vicente dos botellas de vino tinto Jordano, el Sant George y el Monte Nebo, para conocer una nueva denominación de origen.

Volvemos al bus y nos deja ya en el Hotel Radisson Blue. Como siempre, nos reparten las habitaciones y Nabil se despide de nosotros encantado porque a pesar de algunos contratiempos nos hemos portado muy bien.

El hotel es enorme y precioso. Tiene numerosas piscinas, un circuito termal al aire libre, un chill-out, una playa privada y unos jardines preciosos y muy cuidados. Los Príncipes de Asturias han estado aquí alojados cuando han venido de vista privada a Jordania.

Nos retiramos a dormir la siesta y luego nos damos un paseo por todas las instalaciones del hotel. Nos sentamos en una terraza con Mati y Pepe a charlar y a tomar el aperitivo.

Un grupito cena pronto para irse a dar una vuelta por la ciudad. El resto cenamos más tarde todo muy bueno y variado. Pepe Hidalgo y Vicente piden una botella de vino de Jordania, el Sant George que está muy rico. Las camareras y camareros son filipinos y se esfuerzan por hablar castellano con nosotros.

La sobremesa es encantadora con una noche cálida y preciosa.

Joan ya está mejor pero ha caído Carolina en las garras de “Tutankamon”.

Nos vamos a dormir y a soñar con barcos hundidos, peces......

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Viernes 2 de Octubre de 200. Aqaba

 

Amanece un día espléndido con el mar en calma frente al hotel. Desayunamos un magnífico y variado buffet al aire libre.

Ana y Joaquín nos cuentan la batallita que les pasó ayer a la vuelta de Aqaba con los taxis, uno les paró delante de la policía, cogieron otro y pincharon y con el tercero ya pudieron llegar al hotel.

Al terminar nos vamos a recepción. Mali y Maribel se quedan y no vienen al barco. Nos recoge un minibús y dos taxis para llevarnos al puerto.

El minibús es digno de ver. Está todo el cristal delantero, salpicadero, altavoces y ventanillas decorado con pasamanería de flecos y un montón de fotografías de la familia real, solos y en compañía de los hijos.

Llegamos al puerto y nos embarcamos en un barco grande y amplio, EL Sultán, y con un grupo pequeño de buceadores extranjeros. El barco zarpa y hacemos un briefing en el que nos explican el plan del día, cómo escoger el equipo de snorkel y cómo organizar los grupos de snorkel con un monitor. Además nos recuerda que nos protejamos del sol, donde están las bebidas y los W.C.

La mayoría nos subimos a la cubierta superior donde hay una brisa estupenda y se ve todo. La anchura del golfo de Aqaba es “estrecha”, hay puntos en los que sólo hay 6 Km. de orilla a orilla. Por eso se ve perfectamente de Egipto, un hotel que hay en la costa y las montañas al borde del mar.

Navegamos muy despacio y relajadamente. En un punto determinado nos amarramos a una boya y se inicia la organización de las expediciones. Primero bajan los que hacen diving, es decir, Vicente y los extranjeros que llevan unas cámaras acuáticas que quitan el hipo. Luego los que hacen snorkel se dividen en dos grupos y se bajan al agua con un monitor.

Unos pocos nos quedamos tomando el baño cerca del barco, ya que hay una corriente muy fuerte. El agua está caliente y buenísima.

Dolores que se ha ido con el segundo grupo de snorkel, se asusta y se vuelve al barco. Pero cuando regresa su grupo el monitor la coge de la mano y la lleva de nuevo a los corales. Entonces sí que lo disfruta.

La verdad es que estamos a un tiro de piedra de la playa y enseguida se llega al arrecife de los corales.

Cuando ya todos los grupos han regresado nos volvemos a poner en marcha y volvemos hacia atrás. Paramos de nuevo y esta vez fondeamos. Los grupos salen de la siguiente manera: 1º los que hacen diving y son expertos, 2º los dos grupos de snorkel, 3º sale Vicente Cebrián con un divemaster a hacer un bautismo de mar y por último su hija Elena con otro divemaster. Ella había hecho el curso PADI en Jávea y esto era como un refresco de  lo aprendido.

Los restantes nos volvemos a bañar cerca del barco. Mientras están buceando Ash comienza a preparar las brasas para hacer la barbacoa.

Vuelven todos y Vicente, por si no se hubiera bañado suficiente, se va a hacer snorkeling por el borde del arrecife, en el banco de coral. Por fin subimos todos a bordo y comenzamos a navegar de nuevo.

En la cubierta techada, donde están las mesas, hay un buffet de ensaladas, arroz, purés, pasta y nos vamos sirviendo pollo y brochetas de cordero y verduras asadas que van haciendo en la barbacoa de la popa. En el mar todo sabe delicioso. Tras la comida nos subimos a la cubierta superior y vemos como lentamente nos vamos acercando al puerto, disfrutando del sol y la brisa, con música de fondo.

En el puerto nos recoge el minibús y los taxis y volvemos al hotel.

La mayoría nos vamos a la piscina “infinity” que está un poco elevada del terreno y da la sensación de que donde termina el agua de la gran piscina comienza el agua del mar de la playa y se confunde con ella.

Nosotros nos vamos un ratito también a la piscina de los jacuzzis que además tiene un circuito termal de chorros, todo al aire libre. Cuando vemos que el sol está a punto de esconderse volvemos a la “infinity” y nos hacemos un montón de fotos con el sol escondiéndose por detrás de la montañas de Egipto.

Tras la puesta del sol nos salimos todos del agua, pues hace un poco de fresco y nos vamos a las habitaciones a descansar un rato.

Bajamos dispuestos a disfrutar de las delicias de la noche en este hotel tan magnífico. La noche es espectacular. El cielo está despejado y lleno de estrellas, la luna en todo su esplendor, la brisa cálida.....

Volvemos a cenar con Mati y Pepe y como el vino de ayer nos gustó, pues hoy repetimos.

Charlando después de muchos temas resulta que Mati tiene como jefe al ex marido de mi íntima amiga y la conoce desde hace muchos años.

Las chicas de Tavernes han cenado pronto y se han ido con el bus del hotel a la ciudad.

El resto forma corrillos y charlamos. Las “tahuras” juegan su partida. Algunos chicos hacen un corrillo y aparece una botella de whisky en manos de Antonio y alguien trae los refrescos del minibar, pistachos y organizan un “botellón” en el jardín. Les vamos a visitar y nos sentamos con ellos un rato en las tumbonas.

Luego nos subimos a la Sun Deck,  ya que habíamos quedado antes con la familia Cebrián  y nos estaban esperando.

Nos pedimos cada uno una copa y nos ponemos a contarnos batallitas y sensaciones del día vivido en el mar y del viaje en general. Nos partimos de risa con las anécdotas que a cada uno nos han pasado.

Ya tarde nos retiramos a dormir. Creo que mañana tendrán que barrer escamas....

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Sábado 3 de Octubre de 2009. Aqaba, Amman

 
 

 

Hoy madrugamos un poco y dejamos las maletas en la puerta de la habitación. Y nos despedimos del mar y de Aqaba con pena.

Desayunamos y vamos a recepción. Hoy nos recoge un autobús mejor, más nuevo y más cómodo y un guía nuevo que también se llama Nabil y habla muy bien el español. Es el de más edad de los tres guías que hemos tenido.

Me cuentan las chicas de Tavernes que anoche en Aqaba se les cayó Lola y se hizo unas cuantas mataduras en las rodillas y codo.

Durante el camino hacia Ammán ,Nabil II” nos cuenta chistes del Mar Negro y del Mar Muerto. También nos explica el terrible problema que tienen con el agua, ya que no llueve y la que tienen la han de racionar de forma que solo hay agua corriente unas horas, un día a la semana, el resto funcionan con cubas y agua embotellada. Por esos todas las casa tienen depósitos en el terrado.

Como Aqaba es un puerto franco hay una aduana como en Andorra. Al pasarla nos detenemos unos minutos para realizar los trámites y vemos que hay  una larga fila de camiones de entrada. Lo controlan todo ya que hay mucho contrabando. Todo pasa por aquí.

Viajamos casi tres horas y paramos en una bonita tienda tipo jaima de obra con bar y restaurante en su interior. Hacemos las penúltimas compras y seguimos.

Por el camino nos cuenta que habla muy bien español porque con 19 años se vino a Valencia a casa de un primo y estudió español en Mangold.

De broma dice que Javier es el más moro de la expedición.

Más adelante nos encontramos con tanquetas del ejército con la metralleta preparada y al poco nos cruzamos con una caravana de 4x4 grandes y negros y Nabil nos dice que es el rey de visita a la cárcel que hay en la zona y a alguna otra instalación.

En la estepa vemos tanto a derecha como a la izquierda remolinos de polvos de grandes dimensiones. Eso son térmicas.

A la derecha de la carretera vemos también una vía de tren con sus estaciones de techo rojo de tejas, que aún se conservan. Es un antiguo trazado de la época de los otomanos, que fue muy hostigado por las tropas de Lawrence de Arabia.

Llegando a Ammán vemos que a la derecha de la carretera se encuentran parados un montón de camiones cuba que están esperando para cargar agua de los pozos y llevarla a la capital.

A la entrada de la capital hay grandes mansiones que pueden albergar a tres generaciones de la misma familia.

Jordania también tiene su Lepe, que es la ciudad de Tafilo.

Una vez llegamos a Ammán, nos llevan a comer a un restaurante jordano-beduino llamado Reem al-Bawadi Restaurant. Es enorme, con muchos salones y la parte exterior tiene aspecto de jaima con un jardín central muy original, con agua, puentecito y unas lámparas que podrían estar diseñadas por Andreu Alfaro, el escultor valenciano tan famoso.

Nos sentamos en unos sofás para seis o siete personas y en el centro hay una enorme mesa redonda de madera y en la parte superior un grandísimo plato de latón dorado encastrado. La caterva de camareros que servían en el local nos llenan el centro de la mesa con montones de platitos con ensaladas, purés y unos guisos que parecen salchichas enanas guisadas. Y lo que más nos gusta es un pan recién hecho y superfino que nos traen.

A la salida hay una habitación donde hacen fotografías a la gente vestida con los ropajes beduinos. A Mali se le pone cara de pena por no haberse hecho una foto. Los vestidos de mujer son negros y profusamente bordados. Al lado estaba el horno del restaurante. El hornero está asomado y hace un gesto con la mano para que nos acerquemos. Mati, Pepe y yo le hacemos caso y nos enseña el horno. Le regala a Mati un pan recién hecho y nos hacemos fotos con él. Dice que es egipcio, de Assuán.

Arrancamos de nuevo la visita a la ciudad y nos dirigimos a la Ciudadela, en lo alto de una colina llamada Gebel al-Qalah desde la que se divisa toda la ciudad. Este enclave se convirtió en un centro neurálgico desde la Edad de Bronce y del Hierro. Se fortificó con paredes de mampostería algo inclinadas. En esa época se importaban desde Egipto alabastro, cerámica y escarabajos votivos. Se ampliaron más adelante las rutas hacia Chipre y las Islas Micénicas.

Era la acrópolis que antaño estuvo rodeada de una muralla con torreones construidos en distintas épocas. Diversas civilizaciones han pasado por aquí dejando huella de su paso como el Templo de Hércules, edificado en honor de Marco Aurelio en el siglo II d. de C. sobre unas ruinas de untemplo dedicado al dios amonita Melkom, las ruinas de una Iglesia Bizantina, el Palacio Omeya, que tenía funciones administrativas, la amplia Cisterna Circular de época romana. Y para reagrupar restos de la excavaciones está también el Museo Arqueológico, con una colección muy importante de piezas antiguas, sobre todo algunos de los Manuscritos del Mar Muerto.

Vicente y yo nos hemos quedado en el bus. Yo tengo un derrame sinovial en la rodilla y no puedo caminar mucho.

Seguimos el recorrido por Ammán y cruzamos unas calles llenas de joyerías. Para ellos el oro es símbolo de poder. A medida que vamos bajando cambia el aspecto de la ciudad con comercios más humildes, las casas más deterioradas.  Las casas están tan apretadas unas encima de otras que para llegar a ellas no hay calles, sólo unas escaleras larguísimas y empinadísimas. Al llegar a una plaza a los pies de la Ciudadela nos encontramos con un teatro que está integrado entre edificios más modernos. Formaba parte del centro de la ciudad romana, con el cardo, el decumano, un ninfeo...... También pudimos ver la famosa bandera de Jordania que se encuentra ondeando en lo alto de una de las colinas de Ammán y sobre un mastíl de 126 metros de altura. Según dicen en los dias claros, se divisa desde 20 Km. de distancia.

Cruzamos por unas calles repletas de comercios de todo tipo. Es la zona más popular de Ammán.

Paramos un momento delante de la Mezquita de al-Malik Abdullah que es una construcción moderna de 1990 que se caracteriza por su cúpula imponente cubierta de cerámica azul y con alminares blancos.
Llegamos por fin al Hotel Kempinski otra vez. Reparten las llaves y subimos a descansar. Esta vez nos ha tocado una habitación mejor que la primera vez y al estar en el sexto piso, haciendo chaflán, tiene unas vistas increíbles de la ciudad.

Rehacemos las maletas y las preparamos ya para la vuelta a España.

A las 20.00 nos reunimos en el hall y nos llevan a cenar a un barrio superlujoso con joyerías, unas al lado y enfrente de otras, sin solución de continuidad y a cual más lujosa. Cenamos en el Restaurante Sultán Ibrahim. Es un restaurante de cocina libanesa no habitual para grupos y de lujo, por el tipo de gente que lo llenaba. Fue una cortesía de Wael Jada, el dueño de la agencia, que con toda amabilidad nos recibió en la puerta para saludarnos y de alguna manera compensarnos por alguna deficiencia que hayamos podido tener en el viaje.

Sacan los ya conocidos “mezze” con alguna especialidad más como el puré de cebolla que estaba riquísimo. También unas ensaladas desconocidas para nosotros de perejil. El pan nos encanta porque también está calentito y de dos tipos: uno con algo más de miga y otro casi transparente y crujiente, como una neula, pero salado. De segundo hay pescado y nos sorprenden con salmonetitos rebozados que nos saben a gloria, y los que no quieren pescado tienen carne de pollo y cordero.

Tras la cena nos despide Wael Jada y como el mundo es un pañuelo, resulta que a través de un amigo fue a Valencia a estudiar turismo en las escuelas Pax. Ese amigo médico era a su vez conocido y vecino de los Mesa. Y hoy en día su hermano trabaja de médico en el hospital de Castellón.

Corriendo nos vamos a dormir sólo unas pocas horas, pues hemos de madrugar mucho.

 
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Domingo 4 de Octubre de 2009. Amman, Madrid, Valencia

 
   
Nos despiertan a las 4.00 de la madrugada. Cerramos maletas y nos bajamos con ellas a recepción. Nos han colocado una mesa con café, té y leche calentita junto con un Cake cortado a rodajas para desayunar.

Como siempre nos demuestran que en este hotel, a pesar de lo bonito que es,  les falta organización. Sabiendo que somos 32, no sacan suficientes tazas y cucharillas y hay que esperar a que vayan fregando las ya usadas.

Viene un representante de la agencia, que ya nos había ayudado en el tránsito de Ammán a Damasco. Trae ya las tarjetas de embarque y los identificativos de las maletas que recogió ayer por la noche en el aeropuerto. Los colocamos en los equipajes y nos subimos al bus.

Llegamos al Aeropuerto de Ammán “Reina Alia” y pasamos los trámites de entrada y salida y de los pasaportes.

Para hacer tiempo nos damos unas vueltas por el “Dutty Free” para agotar los dinares sobrantes, así como nos tomamos algo en los barecitos. Vicente vuelve a comprar otra botella diferente de Monte Nebo uno de los conocidos vinos Jordanos. Enseguida nos subimos al avión que sale súper puntual a su hora, las 7.40 horas.

La mayoría echamos una cabezadita para contrarrestar el madrugón. Luego nos pasan un desayuno muy completo y rico, casi como una comida.

Entonces empezamos a ponernos de pie y charlamos con unos y con otros.

A la 5 horas exactas de vuelo, tomamos tierra en Madrid.

Una vez fuera del avión caminamos kilómetros de pasillos, tomamos el tren y llegamos a otra terminal, la 4. Esperamos un poco para recoger las maletas. Allí nos despedimos de Elena y de Maribel y Javier que se quedan en Madrid. Salimos y nos espera el bus. Partimos rumbo a Valencia cerca de la 13.00 del mediodía.

Paramos en el Área 175 a comer y nos tiramos como locos a pedir bocadillos de jamón, de tortilla de patata y arroz de paella así como ensalada valenciana.

Al reiniciar la marcha no paramos nadie en el asiento, comenzamos a charlar todos con todos, como si no hubiéramos tenido tiempo en todo el viaje.

Encarni coge el micro y nos da las gracias por el viaje organizado y las atenciones que hemos tenido con ellos a pesar de que no los conocíamos.

Se acuerda que Luis va a comprar un décimo de la lotería de Navidad para todos los que quieran con la esperanza de que nos toque y organizar otro viaje....

Llegamos a Valencia y en la gasolinera de la Avenida del Cid nos bajamos todos los que vivimos aquí. Nos despedimos de todos y el bus hará otra parada en Algemesí y la última en Tavernes de la Valldigna.

El viaje casi ha terminado. Ahora queda deshacer las maletas, repartir los regalos, revelar las fotos y vídeos, contar la experiencia, procesar lo vivido, volver a la normalidad y tras el descanso, pensar en otro viaje.......


Hasta el próximo.

 
 

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© Textos: Dulce Ballester. © Fotos: Jose Luis Trull y Vicente Bono. v.1.0