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Miércoles 23 de Septiembre de 2009 Camino de Damasco

Jueves 24 de Septiembre de 2009 Damasco

Viernes 25 de Septiembre de 2009 Damasco-Palmira-Aleppo

Sábado 26 de Septiembre de 2009 Aleppo

Domingo 27 de Septiembre de 2009 Aleppo, Apamea, Crac de los Caballeros, Maloula, Sednaya

Lunes 28 de Septiembre de 2009 Sednaya, Bosra, Frontera, Jerash, Ammán

Martes 29 de Septiembre de 2009 Ammán, Monte Nebo, Mar Muerto, Wadi Rum, Petra

 

 


Miércoles 23 de Septiembre de 2009. Camino de Damasco

La noche previa al viaje fue el inicio del mismo. Me explico: cerrar maletas, revisar papeles, dejar todo preparado y la casa cerrada para unos cuantos días.

Cenamos pronto y los nervios del viaje no nos dejaron dormir bien. A eso de la medianoche empezó a diluviar y nos pusimos a temblar por si nos mojábamos al acudir al punto de reunión.

A las 4.30 nos reunimos en el rellano de casa Amparo y Luis y nosotros, para bajar y recoger a Mª José, que ya acudía a nuestro portal desde su casa. A esas horas de la mañana parecíamos unos espectros cargados de maletas.
En la parada del bus de la calle Linares nos reunimos con los demás viajeros de Valencia, es decir, Antonio y Paqui, Dani y Mali, Mati y Pepe, Vicente, Elena y su hija Carolina.

A  las 5 aparece el autobús con los amigos de Algemesí ya dentro, es decir, Ana y Joaquín, Aure y Vicente, Ricardo y Tere, así como los vecinos de Tavernes de la Valldigna que se habían apuntado a nuestro viaje como Encarni, Dolores, Suni, Inma, Lola y Pepe y Esperanza.

Tras subir las maletas partimos rumbo a Madrid. Durante el trayecto un guía de la agencia nos reparte los billetes de avión  y la documentación necesaria.

Sobre las 7 paramos en la gasolinera Área 175, a mitad camino, para descanso de Mati que había bebido en casa mucho líquido y andaba apurada.

Nos comemos los bocatas que llevábamos preparados y tomamos café  para continuar el viaje.
A partir de aquí nos ponen una película llamada “ El diario de Noa” muy propia para lo que se celebraba ese día, el día del Alzheimer. Es muy romántica y bonita.
Acabando la película llegamos al Aeropuerto a la famosa Terminal 4, Pulsar para ampliarbajamos maletas y nos encontramos con Joan y Vicen que habían ido a Madrid a ver a su hija. Nos lleva el guía a hacer el check-in y allí aparecen Mali  y Maribel, que las había traído el hijo de Maribel junto con las maletas, al poco apareció Elena, la hija de Elena y Vicente, y por último Dani y Javier. Terminamos los trámites de pesar equipajes, identificarlos, asignación de asientos y ya nos quedamos libres de trastos hasta la llamada del vuelo. Entonces empieza nuestra excursión por los kilómetros de pasillos, escaleras y cintas transportadoras por el aeropuerto. Al final cogemos un tren que discurre bajo las pistas, que nos lleva a la otra parte del Aeropuerto, a otra terminal. Nos sentamos en un Starbucks y mientras esperamos nos damos una vuelta por las tiendas. Mati aprovecha para comprarse un pintalabios que se lo ha olvidado y Tere encuentra los pendientes a juego de un collar de Tous que le había dejado su hija Nadia.
Pulsar para ampliarA la hora del embarque nos acercamos a la puerta y esperamos un poco más hasta que definitivamente embarcamos. El avión sale un poco más  tarde de la hora prevista que era a las 13.10  y lo hace sobre las 13.30. Durante el viaje nos pasan unos snacks y luego la comida. Alguno echa una cabezadita, otros leen o hacen crucigramas o sudokus.

Tras el vuelo llegamos a Ammán a las 18.50. Nos recoge un responsable de la agencia y nos reparte unos folletos informativos impresionantes de Jordania, pasamos el transit y esperamos al siguiente vuelo tomando algo en los bares y cotilleando en las tiendas del Aeropuerto. Las “tahuras “  Amparo, Ana, Aure, Paqui y Tere aprovechan el rato para jugar unas partidas al Ramiro. Las que recorremos las tiendas prestamos mucha atención a las cajas de dulces típicos y a los productos del Mar Muerto.
Pasamos el control de pasaportes y subimos al avión camino de Damasco. En el avión nos encontramos con un grupo de portugueses que hacen un viaje similar al nuestro, con dos días más y menos comidas y cenas preestablecidas pero con un costo doble de lo que nosotros hemos pagado.

El vuelo es corto y dura 25 minutos. El contraste al llegar al Aeropuerto es brutal. Vamos en jardineras a la terminal única. Nos encontramos con un montón de hombres, mujeres y niños al más puro estilo árabe, cargados de bultos y con sus ropajes largos, sentados por los suelos. Nos enteramos que son iraníes de peregrinación a Damasco.

Pulsar para ampliarLlega el guía, Shaallan, y nos sellan los pasaportes. Con el autobús nos dirigimos al hotel Carlton de Damasco. Por el camino hacia la ciudad atravesamos una larguísima avenida. Nos llama la atención la cantidad de gente que hay por la calle. En los arcenes de la carretera había muchos coches aparcados y la familia al completo cenando alrededor de mesas plegables y sillas. Todo este jolgorio se debe a que ha acabado hace muy pocos días el Ramadán y la semana siguiente se la toman de fiesta grande y lo celebran por todo lo alto.

Damasco es la capital de Siria con unos 7 millones de habitantes y una población flotante de 1 millón que llega todos los días a trabajar. Es una de las ciudades permanentemente habitada más antiguas del mundo. Por ella han pasado infinidad de civilizaciones empezando por la aramea, asiria, neobabilonios, caldeos, persas, seleúcidas, griegos, romanos, bizantinos, omeyas, abasíes, ayubíes, mamelucos, otomanos, mongoles y para acabar franceses, alemanes  e ingleses. Pulsar para ampliar
Dos rios recorren la ciudad, el Barada y el Aawah.

Con la llegada del Islam se convirtió en un importante centro político y religioso. Los cruzados intentaron conquistarla, pero no lo lograron. Tras todas las actuaciones de los distintos pueblos se consiguió la independencia en 1946, convirtiéndose en la capital de la República Árabe Unida.

Al hotel llegamos sobre las 12 de la noche y tras subir las maletas a la habitación nos vamos a cenar al restaurante anexo al hotel. La primera sorpresa es el desaforado precio del agua y de la cerveza de 4 y 5 Euros respectivamente. Luego comienza nuestro conocimiento de los “mezze” los purés de garbanzos, berenjenas, yogurt, etc. que comeremos a todas horas durante el viaje.

Nos enteramos de que a una señora de Tavernes, Lola,  no le han subido la maleta. Se intenta averiguar si se ha quedado en el autobús y llama Vicente al guía para que revisen el bus.

Nos acostamos tarde y cansados pero con ánimos para lo que nos espera.

 

 

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Jueves 24 de Septiembre de 2009. Damasco

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Hemos dormido poco pero bien. Desayunamos y a las 9 nos recogen para llevarnos a visitar el Museo Nacional. La maleta de Lola no aparece y los del hotel la buscarán.

El Museo Nacional es el más importante de Siria y se inauguró en 1936. Para entrar atravesamos un frondoso jardín lleno de esculturas. El acceso es por la reconstrucción de una puerta del palacio del desierto de Palmira Qasr al-Heir-al-Gharbi que data del año 688 d.C. en la época omeya , que se desmontó en 5000 piezas y se transportó a Damasco para quedar integrada en la fachada del Museo. Comenzamos la visita a la sala de las excavaciones de Ugarit, ciudad importante de la costa mediterránea y primer puerto internacional del mundo. Su apogeo fue entre los años 2000-1800 a. de C. con un gran desarrollo del comercio, especialmente con Egipto, proporcionándole madera. Ya estaban avanzados en la canalización del agua y el alcantarillado, sistema educativo, diplomacia de sus mandatarios, conocimiento del derecho, etc. Las excavaciones se iniciaron en 1928. Lo más interesante de la sala son las tablas de piedra con inscripciones de lo que se considera uno de los primeros alfabetos del mundo así como la primera escala musical.

Pasamos a la sala de Ebla, ciudad situada a unos 60 Km. al sur de Alepo., que tuvo su importancia en el tercer milenio antes de Cristo.  Fue destruida por los hititas en el año 1600 a. de C. Lo más reseñable son la infinidad de tablillas encontradas en escritura sumeria cuneiforme, que aun no han sido traducidas del todo y con objetos de uso doméstico. Las 2 salas de Mari, ciudad mesopotámica del sureste de Siria, con unos 5000 años de antigüedad,  cerca del frontera con Iraq, nos sorprendió con las figurillas de piedra de diversos tamaños de sacerdotes reyes con faldas de  cuero, semejando plumas, y ojos vivos negros que datan de 2000 a. de C., equiparables a la pirámides de Ghiza en Egipto.

Pasamos por la sala islámica que tiene objetos de alfarería,  vidrio, monedas, joyas y armas hasta llegar a una sala grande con una elaborada ebanistería en madera, reconstrucción de una sala del Palacio Azem, y con mobiliario de casas de Damasco. Cuenta con la consiguiente fuente de la que mana agua continuamente con su sonido particular que se utilizaba para que no se escucharan las conversaciones que  se mantenían a su alrededor en los sillones que la rodeaban. A su vez servía de relax.

Encontramos representaciones del dios Baal y la diosa Isthar, asimilada a la Isis egipcia y posteriormente a la virgen María.

Pasamos a descansar en un bonito patio interior, con un banco corrido por todas las paredes y una fuente en un lado. Reanudamos la visita por la sala de Palmira llena de bustos de difuntos. La gente pudiente, cuando aun era joven se hacia una escultura tipo busto para colocarla a su muerte en el frontal de la tumba tipo nicho. Son de destacar las ropas y los símbolos que nos dicen a que se dedicaban.

Por una escalera bajamos hasta el Hipogeo de Yarhai, que es una reconstrucción de una tumba subterránea del palacio del valle de las tumbas de Palmira, plagada de nichos. En tiempos de guerra también servía de refugio de las tropas. Aquí tuvimos un altercado con otra guía. A los que iba acompañando la bedel les llamó la atención porque está prohibido hacer fotografías. Entonces se puso a discutir a voz en grito y no le dejaba a nuestro guía explicarnos nada y todos nos callamos. Cuando ella acabó su rifirrafe nos indicó que nos fuéramos que ahora le tocaba a ella. Nos enfrentamos para decirle que ella no había tenido ningún miramiento con nosotros por interrumpirnos y ahora era ella la que tenía que esperar por habernos demorado a nosotros.

Por último visitamos la Sinagoga. Data del siglo II y fue descubierta en Dura Europos. Se desmontó y se reconstruyó aquí. Destacan los frescos murales que la cubren desde el suelo hasta el techo con mucho colorido, representando escenas del antiguo testamento, como la coronación del rey Salomón, el reinado del rey David, la historia de Moisés y su huida de Egipto. Los colores se han conservado muy bien ya que estuvo enterrada bajo la arena hasta la década de los años 30, hasta que fue descubierta.

Tras acabar el recorrido salimos al jardín donde estaban los servicios y una cafetería al aire libre. Nos sentamos bajo unas parras a tomar algo fresquito.

Volvemos al autobús y nos deja a la entrada del Zoco Al-Hamidiyya. Es una calle recta y larga que llega hasta el centro de la ciudad Vieja, cubierta con una bóveda metálica, agujereada por las balas disparadas desde aviones franceses durante la revuelta nacionalista de 1925. Su antigüedad se remonta  a la época romana, pero su aspecto actual se debe a la remodelación del siglo XIX a raíz de la visita del sultán Hamid II. En el 2002 se reorganizó la distribución de las tiendas. La calle estaba repleta de gente, que, aprovechando las fiestas, había salido a comprar en las infinitas tiendas que había a un lado y a otro de la calle. Además en el centro de la misma se colocaban vendedores ambulantes que vendían de todo: juguetes, cosméticos, calcetines, etc.

Nos llamó la atención un personaje peculiar, es el aguador que va vestido de forma tradicional y lleva colgado a la espalda un cacharro dorado o plateado muy grande lleno de agua y de vasos. Si quieres beber te ofrece un vaso y se inclina para llenártelo.

Al final de la calle, en su extremo este, el zoco sale a la luz y aparecen los restos del templo romano dedicado a Júpiter.

Nos dirigimos a un lateral de la mezquita para ponernos una capa con capucha las mujeres y los hombres si llevan pantalón corto también. De allí vamos al Mausoleo de Saladino que se encuentra en una plaza rodeada de restos arqueológicos. Es un edificio pequeño y blanco, cubierto con una cúpula roja y decoradas las paredes de su interior con azulejos. El personaje que ocupa el mausoleo es un guerrero que fue adversario de los cruzados occidentales y que murió en Damasco en 1193, año en que se construyó el mausoleo original. Se reconstruyó con los fondos aportados por el Kaiser Guillermo II de Alemania durante su visita a Damasco en 1898.

A la salida nos encontramos con un puesto ambulante de zumo natural de granada. Algunos del grupo compran un vasito. Es un poco rasposa para beber y deja la garganta fatal.

De allí nos dirigimos a la entrada principal de la Mezquita Omeya. La importancia de esta mezquita es religiosa por ser la más sagrada detrás de las de La Meca y Medina. Desde hace más de 3000 años ya se practicaba el culto en este lugar con los arameos, dedicado al dios Hadad. Luego la usaron los romanos, más tarde Constantino la convirtió en templo cristiano dedicado a San Juan Bautista, por lo que se dice que la cabeza del santo está en su interior dentro de una urna, todavía con restos de piel y sangre.

A partir de la entrada de los musulmanes compartieron el lugar para sus ritos con los cristianos. Bajo la dinastía omeya Damasco se convirtió en capital islámica del mundo y decidió que para realzar su poderío se merecía una mezquita que no se pareciera a ninguna. Entonces se abolieron todos los ritos y se comenzó a construir durante diez años la mezquita con todo tipo de lujos. Con el paso del tiempo sufrió el saqueo de la invasión mongol, sacudida por terremotos y devorada por el fuego.
Nada más entrar nos quitamos los zapatos y los dejamos en unos muebles destinados a tal uso.

El Patio es grandioso y cubierto el suelo de mármol. En las paredes aun quedan restos de mosaicos dorados.
En el centro del patio está la fuente de las abluciones que es cuadrada y cubierta por un púlpito. En un lateral se encuentra la cúpula del tesoro, usado para guardar los fondos públicos a salvo de los ladrones y estaba cerrada por siete llaves.
En el extremo opuesto se halla la cúpula de los relojes.
El patio es como un centro social. Mucha gente acude a la Mezquita a relacionarse con otras personas, a descansar de las compras, a comer....

Entramos a la Sala de las Plegarias. Se encuentran los fieles en pleno rezo. El suelo está cubierto de alfombras gruesas. La sala está dividida en tres franjas. La más cercana al Mihrab está ocupada por los hombres. Detrás de ellos había una zona libre y al fondo las mujeres y los niños. 
Al acabar los rezos muchos hombres se proveyeron de unos atriles con patas y se sentaron en el suelo con libros del Corán y provistos de lupas algunos de ellos para estudiar su libro sagrado.
En el centro de la Mezquita se encuentra el Sepulcro de San Juan Bautista, cubierto de una cúpula verde. Muchas personas se encontraban pegados a la reja que lo cubre en señal de devoción y pidiéndole cosas.
En un extremo de la sala de plegarias con salida al patio se encuentra el Santuario de Hussein, que fue hijo de Alí y nieto del profeta. Muchos iraníes se acercan aquí en peregrinación.

Salimos por la puerta sur de la Mezquita donde nos quitamos las capas y nos ponemos los zapatos. Esperanza se despitó y salió por otra puerta y Shaallan y su marido Pepe tuvieron que volver a entrar para buscarla. Allí también había un puesto de zumo de granada y algunos bebieron un vasito. El color rojo del zumo es tan intenso que parecía que los que lo habían bebido eran vampiros chupa sangre. Nos encontramos de frente con el zoco repleto de infinidad de puestos de oro, especias, frutos secos, perfumes, tejidos... Nos dirigimos por un laberinto de callejas estrechas hasta llegar al Restaurante Beit Siti. Para entrar tenemos que bajar un buen tramo de escalones. Nos encontramos en una sala cuadrada, como si fuera un patio interior lleno de mesas y decorado con farolitos y plantas trepadoras como potos que caían desde el piso de arriba. Subías por una escalera lateral y en un segundo piso también había mesas, a donde subieron a comer varias mujeres con sus trajes largos y velo. Nos sentamos a comer y nos sirvieron los consabidos “mezze”  y de segundo un pollo macerado y cocido en olla de barro. Por primera vez probamos una bebida típica que es zumo de limón con puré de menta.
Allí nos encontramos con una excursión de españoles de Vitoria que estaban haciendo más o menos el mismo recorrido que nosotros.

Al salir del restaurante teníamos dos propuestas: ir a la Mezquita de Sayyida Zeinab, donde está enterrada la nieta de Mahoma  a la que acuden cientos de peregrinos iraníes o bien acercarnos al Palacio Azem. Tras deliberar el grupo nos decidimos por el Palacio.

Callejeamos hasta llegar a una plaza muy bonita y muy concurrida. Esto es el Palacio Azem. Comprende un conjunto de edificios con espléndidos patios y jardines construidos entre 1749 y 1752 y concebidos como residencia privada del gobernador de Damasco. A principio del siglo XX  la vendieron a los franceses y sufrió graves incendios en 1925. Luego fue restaurado.

El patio está rodeado de habitaciones con colecciones etnográficas de armas, un haman, una escuela, una sala de música, la habitación de los hombres, la de un matrimonio, la de la suegra, con bellas cerámicas, objetos de vidrio, trajes y objetos de la vida cotidiana así como de diversos artesanos en sus talleres.

Después de visitar todas las habitaciones salimos por callejones del zoco y compramos jabones de Aleppo, hasta llegar a la Calle Recta. Está plagada de tiendas de antigüedades, ropas, tejidos y frutos secos. Es el barrio judío. Muchos propietarios de las tiendas se sientan en la acera y juegan con el vecino a una especie de backgammon, juego nacional. En una calle lateral nos indica el guía una casa totalmente inclinada que, aunque parezca mentira, está habitada, salvando el desnivel con un suelo de tarima de madera contrarrestando la inclinación.  Por el camino compramos pistachos y vamos comiendo por la calle.

Llegamos al Barrio Cristiano a través de un pequeño arco romano. Entonces comenzamos a ver iglesias cristianas. Seguimos caminando hasta llegar a la Iglesia de San Ananías. Tiene un pequeño patio de entrada y para visitarla hay que bajar unos escalones muy altos. La iglesia es muy pequeña y hay gente cantando en arameo. Es una peregrinación de obispos brasileños. Uno de ellos es de Salamanca y se alegra mucho de hablar español con nosotros. Pasamos a una capilla lateral donde hay unos cuadros, tipo estampas, que explican con imágenes la vida, conversión y fuga de San Pablo, que se supone que estuvo aquí escondido.

Tras salir recorremos un tramo y nos lleva el guía a una tienda de la que dice es de confianza.
Vicente y yo nos sentamos a tomar un refresco en un bar que hay al lado. Seguimos calle abajo, viendo otras tiendas hasta llegar al autobús. Nos para un poco más adelante para enseñarnos la ventana por la que sacaron dentro de una cesta a San Pablo y pusieron allí una capilla. Unos bajan y otros nos quedamos pues estamos muy cansados y no tiene gran interés ni credibilidad.

Para completar el largo día nos llevan con el bus al Jebel Kassioun. Está a las afueras de Damasco, al noroeste de la ciudad. Mide 1200 m. En la subida nos encontramos con un barrio residencial para gente pudiente y donde se encuentran muchas embajadas. Más hacia arriba hay un sinfín de construcciones ilegales construidas por kurdos y otros refugiados. Lo curioso es que tienen luz y agua corriente, así como escuelas, pero no les reconocen la propiedad. Es todo un espectáculo llegar hasta arriba. Hay una vista impresionante de la ciudad y la puesta de sol es preciosa. En el lado de la ladera hay montones de barecitos y terrazas donde suben a pasar la tarde los ciudadanos de Damasco con toda la familia. Tanto las terrazas como los puestos ambulantes de frutos secos están iluminados con infinidad de tubos de neón de colores. De noche se ve perfectamente la carretera de subida iluminada de colores.

Nos ofrecen frutos secos curiosos, unas almendra con la cáscara pero que se come todo, así como higos secos partidos por la mitad y rellenos de almendras o nueces, nuestro conocido “panfigol”. Al final le compramos cosas al hombre, incluida Lola que si no es por el guía se deja la cartera encima de los frutos secos.
Nos llaman la atención los vestiditos de fiesta de las niñas. Parecen princesas de cuento con lazos, puntillas y demás adornos con mucha “cuentor”.
Hay una montaña enfrente en la que el arquitecto Kenzo Tangue construyó hace unos años el palacio de recepciones del Presidente.

Volvemos al hotel y descansamos un poco. Algunos se acercan a un centro comercial cercano.

Durante el día en el hotel han visionado las cintas de seguridad, interrogado a los maleteros y buscado por todo el hotel la maleta de Lola. Al final se descubre que la habían dejado en la habitación de Encarni e Inma y no se habían dado cuenta de que estaba allí.

Tras resolver el incidente bajamos a cenar al buffet del hotel. Después de cenar nos sentamos a charlar en el vestíbulo del hotel rodeado de sofás. Nos enteramos que hay una celebración de boda en el último piso y allá que nos subimos un grupo de chicas a verlo. La puerta del salón estaba abierta y vemos a la novia y a sus amigas y familiares femeninas. Nos dejan entrar y enseguida se nos acercan unas señoras rusas que llevan muchos años en Siria. Lo primero que nos choca es que todas han subido tapadas con sus ropajes y velos y al llegar arriba se lo han quitado todo y llevan unos vestidos de noche la mar de atrevidos y sensuales con llamativas joyas y elaborados maquillajes. Enseguida nos empiezan a presentar a la familia de la novia y nos ofrecen dulces. Una chica muy guapa vestida de leopardo nos lleva a su mesa para presentarnos a toda su familia. De repente empieza a sonar la música y nos llevan al centro del salón a bailar con ellas y con la novia. Felicitamos a la novia, que va con traje blanco con escote palabra de honor, la espalda al aire y transparencias en la cintura. Algunas de las danzarinas ejecutan bailes muy sinuosos y sensuales. Tras felicitar a la novia nos hacen una seña y nos retiramos. Hasta nos dan el teléfono de una de ellas para que la llamemos si volvemos a Damasco.

Nos vamos a la habitación a descansar del día tan duro.

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Viernes 25 de Septiembre. Damasco-Palmira-Aleppo

Pulsar para ampliarPulsar para ampliarMadrugamos y después de desayunar y cargar las maletas en el bus nos encaminamos hacia Palmira. El paisaje es árido y la carretera no es muy buena. A mitad camino, a 135 Km. de Damasco y a 105km. de Palmira,  paramos en el Bagdad Café con sus servicios, cafetería y tienda anexa. Hay una jaima aparte y unas habitaciones con un techo cónico que parece un panal de abejas  Está configurado como un “caravasar”.

Continuamos el camino y en el lado izquierdo de la carretera vemos un criadero de camellos para carreras.

Por el camino nos explica el guía la trascendencia que tuvo Palmira. Su importancia no solo se debe a su historia sino al “palmirino”, un idioma que consta de 22 caracteres, parecido al hebreo. Los albores de Palmira se remontan a 3000 años, con el paso de tantas civilizaciones aunque quienes más importancia tuvieron fueron los griegos y los romanos. Todo esto y con la influencia de las tradiciones orientales del Irán y de la India así como de Siria y Mesopotamia, dio lugar a un arte que se conoce como “palmirino”, especialmente en la escultura enpiedra caliza de color pálido y dorado.

Palmira se encontraba de Damasco a la distancia adecuada para la resistencia de los camellos de las caravanas, que podían aguantar 8 días sin beber. Era un centro de paso de las caravanas que viajaban desde el Mediterráneo hasta Iraq, la India o el Golfo Pérsico, un oasis donde bebían y comían los camellos y caravaneros, descansaban, así como se hacían transacciones. Su poder se acabó con la derrota de la Reina Zenobia, todavía hoy una leyenda, tras asumir la regencia de su hijo después del asesinato de su marido Odainat en el año 267 a manos de Maenius, que a su vez se proclamó emperador. Él también fue asesinado y es cuando Zenobia tomó el poder como regente de su hijo Wahbalá.

Palmira era una ciudad libre, como lo había proclamado el emperador Adriano en el año 129 y gozaba de cierta independencia ya que al senado y a la asamblea les otorgó el derecho de recaudar impuestos y de controlar las finanzas. Durante el siglo II aumentó considerablemente el comercio, que se extendió a China e India y hasta Italia. Se abrieron rutas comerciales más seguras y se pacificó la zona.

Zenobia se hizo famosa, tras asumir el poder, por ponerse al frente de sus tropas, cabalgando durante horas vestida de púrpura y con yelmo, arengando a las multitudes como un emperador. Hablaba el arameo, el griego, el egipcio y se jactaba de ser descendiente de Cleopatra. Amplió sus territorios hasta el Nilo y el Mar Rojo y llegó hasta el Bósforo. Esto inquietó a los romanos y cuando el emperador Aureliano pudo contener a las tribus germánicas se  lanzó contra el imperio de Zenobia.  Ante la magnitud del ejército romano fue perdiendo posiciones y se parapetó en Palmira. Aguantó el asedio de los romanos, hasta que salió para despistar a los enemigos y la cogieron. Su final no es conocido y se dan varias versiones, con diferentes finales felices e infelices,  que no vamos a repetir.

Para las caravanas ya no era rentable Palmira y se empobreció. Aquellos que eran caravaneros se convirtieron en ladrones.

Pulsar para ampliarLlegamos a las ruinas de Palmira y nos asaltan los vendedores. Pasamos por las taquillas y nos dirigimos al Templo de Bel. Fue restaurado en 1930. Está situado fuera de  lo que era la ciudad, sobre un promontorio. Hay varios asentamientos en el mismo lugar antes de la construcción del templo. Consta de un enorme patio amurallado llamado “temenos” y  el centro el templo propiamente dicho llamado “cella” donde se celebraban los sacrificios. En su interior hay un pasadizo hundido que unía el templo con el exterior.

Pulsar para ampliarLos sacerdotes recibían las ofrendas que pasaban al interior del templo y se las comían ellos. A ambos lados, antes de entregar las ofrendas se purificaban y hacían las abluciones los oferentes en dos albercas.
En el interior se pueden observar los usos del templo: transformado en iglesia por los bizantinos, los árabes lo utilizaron de fortaleza y en la época de  los mamelucos pasó a ser una mezquita. Hay señales de pinturas cristianas en la paredes y techos ennegrecidos por el humos de las velas. Durante el periodo otomano fue utilizado para los ejercicios de la policía del desierto y acabó convirtiéndose en un refugio de tribus nómadas.
Salimos del recinto y nos acercamos a un pozo que recogía las aguas para alimentar las albercas. Al fondo hay como un mirador desde donde se ve el oasis de Palmira.

En otro extremo hay un refuerzo construido con piezas de columnas y piedras de las murallas para usarlo como defensa de la fortaleza.
Pulsar para ampliarSalimos hacia la Columnata o Cardo máximo, que tiene un Km. aproximadamente. Las columnas del mismo tienen como una peana a dos tercios de su altura, donde colocaban las imágenes de los mecenas que habían contribuido a la construcción de la ciudad. Se accede por un arco monumental y desde aquí hace un giro de 30º. Lo primero que vemos es el Templo de Nabo del siglo I. A continuación accedemos a los enormes Baños  de Diocleciano con varias piscinas y lugar de relax.

Por el cardo observamos las canalizaciones de agua de beber con tuberías de cerámica para que el agua esté fresca y, a un nivel más bajo, las tuberías de las aguas negras construida con piezas de piedra que se iban uniendo macho-hembra. De tramo en tramo había unos registros a modo de tapones de piedra que se usaban para limpiar la canalización cuando se atascaba.

Nos acercamos al Teatro que se encuentra cerrado con una verja. Durante toda la visita nos van persiguiendo los vendedores a pie, con moto y de cualquier rincón aparece alguien intentando Pulsar para ampliarvender algo. También hay jinetes que van a caballo haciendo carreras por el Cardo.
En el centro del cardo nos encontramos con el Tetrapilon que es el cruce de dos calles, el Cardo y el Decumanus. Cada esquina la forman cuatro columnas juntas, una de las 16 está hecha de granito rosa de Assuan en Egipto.

Llegamos al Ágora donde se desarrollaban lamayoría de las actividades de la ciudad como discusiones de asuntos públicos, reunión de caravanas y comercio de sus artículos. En una esquina se encuentra una sala de banquetes y al lado las cocinas. Los oferentes, al entregar sus ofrendas, recibían una tablilla con un sello que les permitía después comer de lo que habían entregado.

Cerca hay una pequeña estructura en forma semicircular con gradas que se piensa que era el senado.

Pulsar para ampliarPara finalizar la visita nos acercamos al Templo de Baal Shamin. Lo que queda es una parte de un templo mayor y se ve en su interior a través de una reja que en una época se utilizó como templo cristiano. Hay un árbol grande dentro y todos preguntamos que árbol es y nadie lo sabe.
Pulsar para ampliarCruzamos hacia la entrada del Hotel Zenobia Cham Palace, donde nos recoge el bus para llevarnos a conocer el Valle de las Tumbas que está plagado de torres cuadradas aisladas que servían de tumbas de varios pisos llenas de nichos, tapados por una piedra tallada con un retrato o busto del difunto.

Comemos en el Palmyra Gate Restaurant los entrantes ya conocidos tipo buffet y luego un cordero acompañado de arroz hervido y trigo verde cocido.

Nos reencontramos con los de Vitoria en la tienda que hay en el exterior.
El viaje hacia Aleppo es muy largo. Paramos a hacer pis, cruzamos Homs que es la Lepe siria y la zona más fértil de Siria donde se cultiva el trigo, la cebada, la remolacha azucarera, el garbanzo, el girasol, el comino y toda clase de árboles frutales; Hama, la ciudad de las norias, el valle del Orontes con la presa Al-Rastán , que está medio vacía, ya que se emplea para regar el algodón, muchas industrias y una central térmica cerca.

Por la carretera nos fijamos en que los árboles que la bordean están muy inclinados hacia un lado por la fuerza del viento que sopla en el valle. También se ven cientos de plásticos empujados por el viento que se han quedado prendidos en los matorrales.

Al final llegamos a Aleppo, al Hotel Sheraton. Nos entregan las llaves, subimos a las habitaciones, que son una pasada de bonitas y cómodas, y bajamos a cenar. El buffet es muy bueno y tomamos una sopa muy rica, para variar.

Al acabar de cenar  recorremos el hotel en busca de la terraza donde está la piscina y luego nos damos un paseíto por los alrededores del hotel donde hay una torre en una plaza muy bonita con relojes, que por cierto no funcionan. Otros lo dan más largo, por los barrios aledaños.
Al final todos nos vamos a dormir cansados.

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Sábado 26 de Septiembre de 2009. Aleppo

 
     
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Aleppo es la segunda ciudad en importancia de Siria, con 5 Millones de habitantes. Es una ciudad rica ya que prácticamente toda la industria de Siria está en esta zona. Además hay mármol, cerámica, vino, aceite, seda, jabones de laurel y aceite de oliva, pistachos y plantaciones de trigo y algodón regadas por las aguas del río Orontes.
Siempre ha sido un núcleo comercial desde la época de los romanos.
Se disputa con Damasco el ser la ciudad habitada más antigua del mundo. Como toda Siria, ha sido ocupada por infinidad de pueblos, que la destruyeron, asolaron, saquearon así como los tres terremotos que en el siglo X la devastaron, y otros pueblos posteriores no pudieron hacerla desaparecer. Cuando la ciudad cayó en manos otomanas en 1516 es cuando comienza a florecer y a tener una gran prosperidad comercial que con la revolución industrial europea acabó con gran parte del tejido industrial de la zona. Ahora está más recuperada.

El primer nombre de Aleppo fue Halap en arameo y era una ciudad hitita 3000 años A. de C.

Cuenta la historia de que Abraham apacentaba su rebaño en una de sus colinas y  tenía una vaca que la ordeñaba para darles la leche a los pobres y de ahí su significado.

Su casco antiguo es Patrimonio Mundial de la Unesco.
Se la considera la tercera ciudad islámica ya que tiene más de trecientas mezquitas, aunque también tiene una gran población cristiana.

Desayunamos de maravilla y Ana, Aure y yo nos damos una vuelta para ver los escaparates de la galería comercial del hotel. Hay una tienda abierta y me compro una cajita pequeña de plata. Aviso a Ana de que tienen elefantes con la trompa para arriba ya que se los colecciona. También compran unos espejitos muy chulos.

Nos recoge Shaallan para ir caminando hacia la Ciudadela. Pasamos al lado de la mezquita y nos internamos en un dédalo de callecitas muy estrechas, porticadas, que forman el Zoco. Las tiendas están una al lado de las otras y son minúsculas además de estar repletas de género. Están agrupadas por secciones: cordelería, jabones, especias, ropas, tejidos, carnicerías, joyerías, ropa de la casa, vestidos de novia y ceremonia, ropa de hombre, pañuelos, etc.... No se sabe a ciencia cierta cuantos kilómetros ocupa el zoco.

Salimos del zoco y llegamos a una enorme plaza en la que en el centro se encuentra la Ciudadela sobre un promontorio natural y en un estupendo estado de conservación. Las casas y edificios que la rodean se encuentran en plena restauración. Dice el guía que la mayoría las casas las ha comprado el Aga Khan para convertirlas en hoteles de lujo.
La Ciudadela está rodeada por un foso que atravesamos por un puente, que en su día era levadizo y nos encontramos con un enorme torreón fortificado desde donde los defensores podían disparar un lluvia de flechas y verter aceite hirviendo. Con los años se le fueron añadiendo fortificaciones como el bastión a la derecha para poder disparar lateralmente al puente.

El primer portón hace un giro a la derecha para evitar los posibles ataques con arietes. Sobre esta entrada hay una decoración hermosa con caligrafía, dragones entrelazados y la puerta decorada con herraduras.
Había hasta 8 puertas de defensa con trampillas laterales y desde el techo para tirara flechas y aceite hirviendo. Por eso se consideraba inexpugnable.

Nos llamó la atención un sarcófago en la puerta de los leones, cubierto con un manto verde. En la parte alta se adivinaban las letras que componen el nombre de Al Jdor y debajo de ellas la leyenda de San Jorge. No es el santo nuestro, sino que su dios Baal pasó a llamarse el dios Jdor, que los cristianos asimilaron a San Jorge por su fonética. Asimismo tiene su homónimo en el santo musulmán Al Jdor, que significa que aun está vivo, el inmortal.

Lo primero que visitamos son unas cámaras hundidas que se utilizaron como mazmorras y almacén de víveres.

Subimos unas escaleras que nos conducen al Palacio Ayubí decorado en su portal de entrada con estalactitas de piedra. Detrás de palacio hay un hamman, restaurado, de la época de los mamelucos.

De allí nos dirigimos  a la Sala del Trono, que se encuentra justo encima de la entrada a la Ciudadela. Posee un techo de madera magníficamente decorado. Como curiosidad nos contaron que se había celebrado un banquete para los Reyes de España y como hace mucho calor instalaron un sistema de aire acondicionado tapado con una celosía en madera. Las lámparas de la sala son preciosas.

Pasamos a ver la Mezquita de Abraham, construida en el siglo XII y es de pequeño tamaño.

Más adelante visitamos la Gran Mezquita, del siglo XIII, restaurada y con restos auténticos de su decoración original. Es nombre es ostentoso porque es pequeña.

Subimos un poco más y alcanzamos la parte más alta de la Ciudadela, donde se encuentra un café con mesitas para contemplar la maravillosa vista de 360º de Aleppo. Cerca hay una explanada donde han montado un escenario en el que se estaban realizando conciertos.

Salimos de la Ciudadela y nos dirigimos cruzando el zoco por otras calles a la Gran Mezquita.

Lo primero que hacemos, por supuesto es ponernos la capa con capucha y quitarnos los zapatos.

Esta mezquita fue fundada por el califa Al-Walid  a principios del siglo VIII, el mismo que ya había fundado la mezquita de Damasco. La pena es que nada del edificio original se ha conservado, solo la planta.
Lo único que se ha preservado, aunque de época posterior de principios del siglo XI, es el alminar independiente, aunque se encuentra inclinado a consecuencia de un terremoto.

El suelo del patio es de mármol decorado con motivos geométricos y cuando le da el sol quema y es imposible andar descalzo sobre él.
La sala de las plegarias tiene de extraordinario un púlpito del siglo XV y tras una reja dicen que se encuentra la cabeza de San Zacarías.  En la reja hay muchos candados colocados por los fieles, ya que suponen que les da suerte. Muchas personas se acercaban con niños a ofrecerlos y pedir salud y suerte.

Salimos de la mezquita y tenemos un tiempo libre para callejear por el zoco.

Compramos pistachos, vistamos una tienda, donde están Ana y Tere comprando cosas y Joaquín y Ricardo están sentados en la entrada esperando.

El resto se dispersó de compras por el laberinto. Poco a poco nos fuimos reencontrando en una de las muchas terrazas que se encontraban frente a la Ciudadela. Nos tomamos unos refrescos y charlamos. Nos recoge el guía a las 13.30 y con el bus nos vamos a comer a un restaurante que se encuentra en el barrio armenio. Atravesamos unas calles estrechas y llegamos al Restaurante Cantara.

Es una casa con patio interior preciosa y mesas en el centro. La comida es parecida pero mejor que en otros sitios. Comemos de segundo pescado rebozado, que está muy bueno y unos postres armenios.

A la salida hay dos opciones: una excursión a San Simeón fuera de la ciudad o quedarnos en Aleppo y hacer libremente lo que queramos. Un grupo se va de excursión y otros nos vamos al hotel a descansar. Más tarde salen casi todos en diferentes grupos a pasear por el barrio armenio que tiene unas casas, iglesias y hotelitos preciosos. Al regreso de San Simeón, Shaallan acompañó a Lola para que al fin se pudiera comprar una maleta nueva.

Nosotros nos quedamos en el hotel, recorremos las tiendas de la galería. Me pruebo una chaqueta de seda bordada preciosa, pero aun con el descuento es cara y no me la compro.

Nos sentamos a tomar algo y vemos como el resto del grupo va llegando y nos cuentan todo lo que han visto.

Subimos a la habitación a enterarnos de las últimas noticias de España por las fuertes lluvias y bajamos a cenar.

Tras la cena vemos que hay una boda Armenia en el patio de abajo y en el de la piscina. Algunos del grupo van a verla y como son gente muy amable se fotografían con ellos.

Al final nos vamos a dormir que mañana es un día duro.


Más fotos de Aleppo...

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Domingo 27 de Septiembre de 2009. Aleppo, Apamea, Crac de los Caballeros, Maloula, Sednaya

 
     
Madrugamos y desayunamos. Algunos del grupo han amanecido con molestias “Tutankamon”.

Se retrasa la salida porque hay algunos errores en la facturación del hotel en los extras a Javier y Vicente Cebrián..

Salimos hacia Apamea o Afamia en árabe.

Pulsar para ampliarComo todas las ciudades tiene su leyenda. Se dice que el faraón Tutmosis II venía a este valle a cazar elefantes y que 1000 años más tarde Aníbal enseñó a los sirios a utilizarlos con fines bélicos. Lo que si se sabe es que un lugarteniente de Alejandro Magno de nombre Seleucos I fundó hacia el año 300 a. de C. la ciudad  de Afamia y que en época romana llegó a tener 120.000 habitantes. Parece ser que Marco Antonio y Cleopatra la visitaron. Diversos pueblos pasaron después por aquí y eso forzó su decadencia. Recobró importancia con los cruzados pero duró poco ya que la tomaron los musulmanes y a los 8 años sobrevino el gran terremoto.
Lo que era la ciudad aun está habitada y muchos moradores emplearon piedras antiguas para construir sus viviendas.

Vicente  no baja a ver las ruinas por el suelo tan desigual y la familia Cebrián se queda en el bus por no encontrarse bien la mamá Elena.
Lo que visitamos son las ruinas de la época griega y romana que se encuentran en un monte cercano. Está construida en granito gris  y en estado bastante ruinoso debido a los terremotos. La calzada aun se conserva con las huellas de los carros.

Pulsar para ampliarTiene un Cardo central que mide 2 Km. Cada 500 m. hay unas columnas cuadradas que indican la distancia recorrida. Paralela al cardo discurre una calle que estaba cubierta y en ella se abrían tiendas de aceite, granos, especias, etc. La parte de abajo era tienda y la de arriba vivienda. Todavía se puede ver que había un lupanar por los relieves tan explícitos que se encuentran en la parte de abajo de la cornisa superior. Hay algunos “decumanus” (calles perpendiculares al cardo).

Poco se puede reconocer más: indicios de un ágora, una columna votiva, restos de una villa romana, unos baños. Lo único restaurado es la Puerta de Antioquia.

Pulsar para ampliarEn la Basílica es curioso observar que la decoración en vez de estar en el capitel de las columnas se encuentra en la parte de abajo del fuste.
Durante el recorrido los vendedores nos han perseguido andando y en moto ofreciéndonos postales y monedas “antiguas”. Cada tramo nos encontrábamos con que nos desplegaban las postales en el suelo para que las pudiéramos ver.

Cuando ya habíamos recorrido un tercio de las ruinas Antonio no se encontraba bien y se quedó a la sombra a la espera de que volviéramos. Nuestra sorpresa fue que al finalizar la visita había un café y allí estaba el autobús. El guía no habla bien el español y es difícil entenderle a veces. Así es que Dani  y Luis tuvieron que hablar con los vendedores que iban en moto y  allá que se fue Luis de paquete en una moto y otras dos más para recoger a Antonio.

El guía o no se enteró o no quiso y nos cabreó su apatía en resolver la situación. Elena estaba fatal y las mujeres de alrededor de la cafetería le echaron una mano y le dieron jarabe de granada para tonificarla.

Después de pasar por los servicios y refrescarnos volvemos al bus y continuamos viaje hacia el Castillo de Krac de los Caballeros.

Por el camino vimos un montón de camionetas decoradas con múltiples colores y sin matrícula. Nos contó el guía que estos vehículos los fabrican en los talleres de la zona y sólo pueden circular por los campos y no entrar en las ciudades.

Llegamos tarde pero el restaurante es enorme con dos pisos y lo tienen muy bien organizado. Las mesas ya están preparadas con platos centrales con tomates y verduras para hacernos la ensalada a gusto.

Nos sirven montones de platitos con los “mezze” y el camarero es un crac. Da palmas y dice ”bibavor”  que traducido es “por favor”, y nos pregunta por las bebidas. Primero dice agua y que levantemos las manos, y así las cervezas, colas, fantas y demás brebajes.

Cada vez que tenia que preguntar por algo decía lo de “bibavor” y manos alzadas. De segundo nos trajeron pollo a la brasa muy rico y muchas patatas fritas naturales y recién hechas.

Pulsar para ampliarUna vez recuperados nos dirigimos al Castillo de Krac de los Caballeros. Vicente se queda en la entrada, bajo una parra, tomando té moruno con menta. Al poco tiempo se le unen Elena y una hija que han empezado la visita pero se han vuelto atrás.

La fortaleza está construida sobre un monte de 650 m. sobre el nivel del mar. Tiene una vista espectacular sobre la zona y en los días claros se puede ver hasta  el mar.

La primera fortaleza de la que se tiene noticia es del año 1031 cuando el Emir de Homs construyó algo en este lugar. Los primeros cruzados se apoderaron de ella. En el siglo XII la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén amplió el castillo hasta darle su aspecto actual. La fortaleza nunca llegó a ser tomada. En 1271 entraron los mamelucos tras un asedio y posterior abandono del castillo por los cruzados. El sultán reforzó más si cabe las defensas. Aun se pueden observar trazas de los francos, de estilo románico, gótico y árabes con decoraciones geométricas.

Pulsar para ampliarDesde el principio de la visita nos acompañan gentes de allí con linternas y ayudándonos a subir y bajar por los altos escalones de acceso a las distintas partes del castillo. El señor más mayor es el que se engancha a Lola y uno más jovencito no deja ni a sol ni a sombra a Encarni, sirviéndole además de fotógrafo.

Lo más llamativo son las enormes salas que se usaban como establos para 3.000 caballos y las habitaciones de los soldados. La muralla tiene 13 torres de defensa. Un foso lleno de agua la recorre.

Pulsar para ampliarEn su interior hay cocinas, hornos, letrinas para la tropa y los oficiales, salones de reunión, una iglesia reconvertida en mezquita. Pulsar para ampliarAquí el chico más joven se coloca mirando hacia el mihrab y entona los suras con una bonita voz.

Tras acabar la visita nos da el guía unos minutos para hacer fotos. Continuamos viaje hacia Maalula.


Por el camino Dani se da cuenta de que se ha dejado los pasaportes en la caja fuerte del hotel de Aleppo. Se lo decimos al guía y hablamos con el hotel. Conseguimos con la ayuda del conductor que un colega salga de Damasco hasta Aleppo, los recoja y se los lleve a primera hora de la mañana a Sednaya.

Ya anochecido llegamos a Maalula por una carretera que sube y sube hasta 1500 metros sobre el nivel del mar. En una especie de desfiladero se encuentran las innumerables casas colgadas de la montaña y que están todas iluminadas con cruces cristianas por todas partes y pintadas de azul, con piedra amarilla en sus fachadas. Es una visión como de un pueblecito del belén.

Pulsar para ampliarTiene a gala el celebrar los ritos católico-ortodoxos griegos en arameo. Hay muchas iglesias pero las principales son el Convento de Santa Tecla y el Monasterio de San Sergio.

Nos bajamos del bus y hace un aire frío que no nos lo esperábamos. La mayoría sube los 180 escalones para llegar a Santa Tecla. La santa fue pupila de San Pablo y se refugió aquí tras sufrir persecución y sentencia a ser quemada en la hoguera.

El convento está habitado por monjas ortodoxas con ropajes negros. Tiene una bonita colección de iconos.

Pulsar para ampliarVicente y yo esperamos al grupo en un bar. Cuando el autobús se pone en marcha Mª José devuelve en una bolsa y le pedimos al chófer que pare para tirarla. En esto se dan cuenta de que está perdiendo gasoil.  Bajan el chófer, el guía, Vicente con una linterna, Luis, Vicente Cebrián y Dani  para intentar arreglar la avería. Menos mal que llevaba repuesto y lo consiguen solucionar.

Volvemos a reanudar la marcha y tarde llegamos a Sednaya. Nos reciben en el Hotel Sheraton con zumos mientras nos dan las llaves y nos suben las maletas.

Tras descansar un poco bajamos a cenar. Con las prisas a Maribel se le ha caído el bolso con todo su contenido esparcido por el bus y luego no encuentra el móvil.

Cada vez hay más gente con molestias de Tutankamon y algunos no bajan ni a cenar. La cena no es muy apetitosa.

Después nos quedamos charlando y consultando Internet en el vestíbulo.

También hay boda en el hotel. La cama nos llama.

 
     

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Lunes 28 de Septiembre de 2009. Sednaya, Bosra, Frontera, Jerash, Ammán

 
 
Tras  el desayuno nos quedamos tranquilos porque han llegado los pasaportes de Dani y Mali y ya no habrá problemas en la frontera.

Sigue habiendo malitos recuperándose pero hay otros nuevos que han caído.

Abandonamos Sednaya, que es una ciudad grande, con muchas industrias, sobre todo farmacéuticas y un complejo militar de misiles y radares de vigilancia de las fronteras.

Es una zona residencial con grandes y ricas casas, todas ellas con unas terrazas grandes y espaciosas.

Por falta de tiempo dejamos de visitar el convento de Nuestra Señora de Sednaya, ortodoxo griego,  segundo lugar de peregrinaje cristiano en Oriente Próximo, detrás de Jerusalén,  porque hay una imagen de la Virgen María supuestamente pintada por San Lucas.  Lo curioso es que hay tantos peregrinos cristianos como musulmanes.

Llegamos a Bosra y bajamos del bus. Pasamos a los servicios y en el restaurante hay vendedores de collares y otras cosas. A la salida ya compraremos para agotar las libras sirias.

Bosra es una misteriosa ciudad de basalto negro. Ya se la mencionaba en los textos egipcios 1300 años a. de C. Pero ganó renombre cuando la capital del imperio Nabateo se trasladó aquí desde Petra, siendo posteriormente nombrada por Roma capital de la provincia de Arabia. La fertilidad de sus tierras y la construcción de una carretera en el siglo I que la comunicaba con Damasco al norte y con Ammán al sur, favoreció el comercio y su papel como escala de las rutas de las caravanas y los peregrinos en la Edad Media.

Durante el periodo bizantino fue sede arzobispal y en el siglo VI se construyó una catedral. Luego pasó a ser musulmana en el año 634.
Nos dirigimos a la Ciudadela que en su origen fue construida como un teatro romano al que posteriormente se le añadieron sus impresionantes fortificaciones.

El Teatro permaneció enterrado bajo  la arena y algunas casas destartaladas. Fue en el siglo XX cuando recuperó todo su esplendor. Fue construido en el siglo II y tenía cabida para 9.000 personas, 6.000 sentadas y 3.000 de pie.

Tras el escenario se levantan unas columnas corintias. La fortaleza se fue construyendo alrededor del teatro por fases. Las primeras murallas son omeyas y seleúcidas. Los ayubíes hicieron nuevos añadidos en 1200 D.C. tras los ataques de los cruzados, sobretodo 8 torres para reforzar un anillo de defensa de gruesas murallas que rodean el teatro.

En una explanada dentro de la fortaleza hay unas esculturas romanas a las que les falta la cabeza y la mayoría se hacen fotos enseñando por detrás sólo la cabeza. La de delante es de chica y la de atrás de chico.

Salimos de la ciudadela y compramos las últimas chorraditas sirias.

Después visitamos una pastelería típica y compramos, con los restos de las libras sirias, dulces típicos de hojaldre, miel y pistachos. Es costumbre, tras el ramadán, fabricar muchos dulces, que se envían a todo el mundo y que duran hasta la fiesta del cordero en Abril del siguiente año.

Llegamos a la frontera y nos pide Shaallan los pasaportes para sellarlos. Tras esperar un buen rato nos los devuelve y nos despedimos de él.

Tras una larga espera de más de dos horas cruzamos la frontera y llegamos a la de Jordania. Allí sube el nuevo guía de nombre Nabil. Nos pide de nuevo los pasaportes para que los visen y esperamos otro rato largo. Los autobuses van por una cola y los vehículos cargados de mercancías por otro. Lo revisan todo.

Tras devolvernos los pasaportes avanza el bus y tenemos que bajar las maletas y pasarlas por un scanner. Al final se vuelven a colocar en el bus, vamos a los servicios y cambiamos euros por dinares en la frontera. Tras casi tres horas de trámites fronterizos nos dirigimos a Jerash. También se le llama Gerasa.

Fue fundada entre los siglos IV y III a. de C. sobre un asentamiento del Neolítico y de la Edad de Bronce. Por allí pasó Alejandro Magno y se convirtió en la mayor población de la zona. Con la llegada de Pompeyo en el 63 a. de C. alcanza su independencia formando parte de la Decápolis. Se edificaron teatros, la plaza oval, un foro, edificios religiosos y civiles. Su riqueza provenía de la fertilidad de su suelo, la abundancia de agua y los intercambios comerciales con los nabateos. El alejamiento de las caravanas de sus rutas comerciales hacia el mar y el declive de Palmira trajeron consigo la decadencia de la ciudad.

Los bizantinos remodelaron los templos o los derribaron, los persas y los árabes musulmanes después aceleraron su destrucción, ayudados por los terremotos. Los otomanos en 1886 les dieron a los circasianos como patria este territorio con lo que revivió. Las excavaciones arqueológicas comenzaron en 1925.

Llegamos y bajamos del bus. Cruzamos una especie de mercadillo y nos dirigimos al Arco de Adriano, que data del año 129 D. de C. Con su construcción se conmemoró la visita del emperador romano. La muralla que se había proyectado construir nunca se llegó a levantar.

Continuamos la visita y entramos en el Hipódromo, construido entre los siglos II y III. Su cabida es de 15.000 espectadores. Hay una arcada sobre la que flameaban las banderas de las cuadras de caballos.

Casi a las 5 llegamos al Restaurante. Comemos rápido y nos llama la atención que los servicios del restaurante son los primeros que están limpios y en condiciones en lo que llevamos de viaje.

Seguimos visitando las ruinas que están organizadas y limpias.
Vicente y Encarni se acercan con el grupo a la Plaza Oval en perfecto estado de conservación con una columnata de capiteles jónicos. Ellos se vuelven al restaurante a esperarnos.

El resto del grupo continuamos y visitamos el Templo de Zeus que se encuentra sobre un alto con una escalinata que conduce a la terraza del Témenos.

Entramos en el Teatro Sur, construido en el siglo I d. de C. Podía albergar 3.500 espectadores. Nuestra sorpresa al entrar en el auditorio fue escuchar unas gaitas y un tambor. Eran como beduinos, guardias del desierto, con el pañuelo jordano y con los correajes del desierto tocando la gaita, reminiscencia de la época de dominación británica.

En el centro hay una piedra sobre la que te colocas, hablas y lo oyes como si fuera sonido estéreo.

De allí nos dirigimos a las  Iglesias bizantinas. La primera es la de San Juan, con un suelo de mosaico precioso con motivos animales, vegetales, cruces, figuras humanas, ciudades de Egipto y las cuatro estaciones.

La siguiente es la de San Jorge con planta de basílica y a su lado la de San Cosme y San Damián con suelo muy decorado con intrincados dibujos. Más lejos se encuentran otros restos de iglesias.

Una de las imágenes más famosas de Jerash es el perfil del Templo de Artemisa. Sus estilizadas columnas corintias destacan por encima de todo. A pesar de las múltiples transformaciones que ha ido sufriendo en el curso de los siglos se puede apreciar la magnificencia del conjunto con sus dos escalinatas, hasta el pórtico exterior que a través de 5 puertas se accedía a un patio rectangular rodeado de pórticos corintios.

De allí, por un sendero, nos dirigimos al Teatro Norte del siglo II. Aquí se celebraban los eventos musicales y poéticos. En el siglo VI dejó de utilizarse.

Accedemos al Cardo Máximo, una ancha vía porticada que partía de la Plaza Oval y seguía hasta la Puerta Norte. En ella se levantaban los edificios públicos más importantes de la ciudad. Se edificó en la segunda mitad del siglo I. En principio sus columnas eran jónicas y se sustituyeron por corintias, la mayoría de las cuales están en pie. El pavimento es el original, con las huellas de los carros visibles. Bajo los pórticos había tiendas y talleres. Toda la vía está dotada de canalizaciones para el alcantarillado que recogía el agua de lluvia.

La escalinata que baja del templo de Artemisa o Propileos está formada por 7 tramos de 7 escalones y bordeada de altos muros. Su particularidad es el efecto óptico: desde arriba parece un plano inclinado sin escalones y desde abajo parece una escalera sin fin.

Siguiendo de vuelta hacia la Plaza Oval nos encontramos con el Ninfeo o fuente monumental consagrada en su día a las divinidades de las fuentes. Data del siglo II y está coronada por una semicúpula adornada con estatuas. La fuente es una gran pileta de granito rosa. Este era el lugar de encuentro para los habitantes de la ciudad y por ello se encontraba en el centro.

Para celebrarlo nos hacemos fotografías las mujeres con el guía Nabil, que gracias a Dios habla perfectamente el español, ya que nació en Viña del Mar, Chile, y no hay dudas en sus comentarios y órdenes.

Llegamos al Tetrapilon Sur, que es la intersección del Cardo con el Decumano sur, del siglo I.

Está formado por cuatro enormes basas cuadradas que sustentan columnas de granito, en las cuatro esquinas del cruce.

Como está anocheciendo salimos ya de las ruinas. Recogemos a Vicente y a Encarni que nos esperaban en el Restaurante tomando tés con menta, vamos a los servicios y nos dirigimos al bus.

Sube con nosotros un policía turístico, que nos irá acompañando durante nuestra estancia en Jordania.

Dani nos sorprende con que se había dejado las llaves de sus maletas encima de la mesa al comer y un camarero se las encuentra y se las da al guía. Menos mal.

Tras un recorrido de una hora llegamos por fin a Ammán. Es una ciudad blanca por el recubrimiento de piedra caliza de las fachadas. Tiene una población de 2 millones de habitantes y está plagada de colinas, lo que le da un aspecto diferente a los barrios. Ahora se contabilizan 22.

El nombre de Ammán es en realidad un acrónimo de: Amonitas, Moabitas, Amorreos y Nabateos

Es una ciudad limpia con grandes avenidas, centros comerciales y algunos altos edificios de bancos, instituciones u hoteles, ya que son los únicos que pueden levantar más de 5 alturas.

El proceso de transformación actual comenzó en 1922, cuando el rey Abdullah I trasladó el Gobierno a Ammán lo que propició su expansión.
Los primeros asentamientos en la zona  datan desde 15.000-10.000 años a. de C.

Es una ciudad bíblica. Su nombre de entonces, Rabbath-Ammon, se refería a la gran ciudad de los amonitas, descendientes de Lot y su hija menor. Tras ellos pasaron los asirios, los medos y los babilonios.

Ptolomeo Filadelfo fue el que reconstruyó la ciudad  casi tres siglos a. de C. y le puso el nombre de Philadelphia. Con la llegada de los romanos entró a formar parte de la Decápolis (una de las 10 ciudades más importantes del Imperio Romano). Posteriormente se unió al reino Nabateo y se constituyó como una ciudad próspera de las rutas de las caravanas. Tras ellos aparecieron los bizantinos, los árabes y los abasíes que trasladaron la capital a Bagdad  con lo que perdió poder, quedando así la región deshabitada. La llegada de los circasianos en 1880, pueblo caucásico de religión musulmana expulsado de Rusia  en 1865, bajo el poder de los otomanos, regeneró la población de la zona.

En 1921 el entonces ministro para las colonias, Winston Churchill y Abdullah bin al-Hussein ya proyectaban la creación de un estado nacional árabe con capital en Ammán.

Una vez en el Hotel Kempinski nos reparten las habitaciones, nos ofrecen un zumo de bienvenida y nos suben las maletas. El hotel es enorme y precioso.

Vicente y Luis  se reúnen con Wael Jada, que es el dueño de la agencia Tropicana Tours, quien nos ha organizado el viaje por Siria y Jordania. Tienen un intercambio de opiniones sobre el desarrollo hasta el momento del viaje y se le exponen ciertas mejoras para rematar el viaje. Él se compromete a atendernos lo mejor posible.

Hoy la que está fastidiada soy yo pero de constipado, con fiebre y molestias propias del resfriado.

Ya en la habitación se impone disfrutar de los placeres del hotel con una ducha-masaje-relax para intentar mejorar.

Ya recuperados nos bajamos a cenar. La organización del comedor es pésima, a pesar de la categoría y el precio del hotel.

Al terminar de cenar oímos música de panderos,  trompeta y alguien cantando a pleno pulmón ayudado por un megáfono. Tras el largo concierto aparecen unos novios y bajan las escaleras al ritmo de la música  que es rítmica e hipnótica y los reciben sus familiares y amigos delante del salón de celebración.

Un grupito se va a pasear por los alrededores del hotel, donde se encuentran muchos lugares para tomar tés y fumar “sishas”.

A dormir que mañana viajamos.

     

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Martes 29 de Septiembre de 2009. Ammán, Monte Nebo, Mar Muerto, Wadi Rum, Petra

 
     

 

Madrugamos y dejamos las maletas delante de la puerta de la habitación. Bajamos a desayunar y es manifiesta la falta de organización, faltan vasos, servilletas, cubiertos...

Para acabarlo de arreglar nos encontramos con que, a pesar de que se habían comprometido a bajar las maletas a las 7.15, a las 7.45 todavía no han bajado nada y tenemos prisa. Llega Nabil y protesta y al final las bajan pero tarde. Vicente hace una reclamación por escrito de la contingencia y Nabil a su vez lo comunica a la agencia. Con todo este embrollo hemos perdido media hora. Encima nos han cambiado de chófer y de bus, que es más estrecho e incómodo que el anterior.

Viajamos hasta el Monte Nebo que se encuentra en el extremo occidental de la cordillera de Siyaghah, “Psyga” en la Biblia.  De los dos picos más altos de la cordillera fue en el Gebel Siyaghah donde se detuvo Moisés a contemplar la Tierra Prometida tras su viaje de Egipto y donde los custodios de la Tierra Santa, los franciscanos, edificaron su Memorial sobre las ruinas de un monasterio bizantino de finales del siglo IV,  que a su vez se alzaba donde se asegura que estaba la tumba de Moisés. Según la Biblia Yahvé ordenó a Moisés subir al Monte Nebo antes de morir para contemplar las tierras de Canaán.

Es el lugar más venerado de Jordania y un lugar de peregrinación.

No podemos visitar las iglesias que están cerradas por dos años para su restauración. Mientras tanto se ha organizado a la entrada del Monte una especie de jaima con fotos de los mosaicos e iglesias, croquis y un mosaico desmontado y colocado aquí.

Las vistas desde el mirador son impresionantes. Se divisa el curso del Jordán, el Mar Muerto, Jericó, las colinas de Jerusalén y toda la depresión tectónica.

En lo más alto hay una cruz de hierro calada como símbolo de la cruz en que murió Jesús,  con una serpiente enroscada, símbolo de la que llevaba en bronce Moisés por el desierto. Dios indicó a Moisés durante el Éxodo que erigiera una serpiente de bronce sobre un mástil para detener la plaga que había enviado para matar a los israelitas rebeldes. Todo el que mirara la cruz era liberado de la muerte.

Es curioso que montones de pajaritos entran y salen de la cruz con un griterío ensordecedor.

En el año 2000 el Papa Juan Pablo II conmemoró el comienzo del nuevo milenio con una peregrinación espiritual a Tierra Santa, iniciando su visista con una oración en la Basílica del Monte Nebo. Contempló desde el mismo sitio lo que había visto Moisés. Para ello se construyó una plataforma que la usan ahora los peregrinos para disfrutar de las vistas.
A la entrada del Monte Nebo se erigió un monumento conmemorativo de su visita.

Al subir al bus el chófer George nos ofrece unos dátiles exquisitos. Salimos de estampida hacia el Mar Muerto. Bajamos mucho por una carretera de curvas y nos situamos en la depresión tectónica.

El Mar Muerto se encuentra a 400 metros por debajo del nivel del Mar. Es el punto más bajo de la Tierra. Ya se mencionaba en la Biblia con el nombre de “Mar Salado” o “Mar del Este”. Se dice que en sus orillas se alzaban las ciudades de Sodoma, Gomorra, Admah, Zeboim y Zoa. El Nuevo Testamento describe la destrucción de Sodoma y Gomorra con el fuego como castigo eterno porque sus habitantes eran perversos y arrogantes. Hoy en día se cree que los restos encontrados de ciudades amuralladas al sur del Mar Muerto, destruidas por la acción del fuego, pueden pertenecer a estas ciudades bíblicas.

También aparece nombrado en el Corán. Los griegos y los árabes lo llamaban el “Mar de Lot”.  Los primeros que lo llamaron “Mar Muerto” fueron los Cruzados.

El alto grado de salinización se debe a varios factores. Primero los ríos que desaguan aquí portan sales minerales disueltas, que con la evaporación se quedan aquí al ser un mar cerrado aunque se sabe que en la antigüedad era un mar abierto. También la intensa evaporación por el calor favorece el que tenga una salinidad nueve veces mayor que cualquier otro mar, es decir, de un 35%. Esto impide que se desarrolle cualquier tipo de presencia animal o vegetal. Sin embargo la alta concentración de sales minerales favorece sus magníficas virtudes terapéuticas para diversas enfermedades de la piel. Además sus aguas se explotan para la extracción de sales para la industria cosmética y farmacéutica.

La superficie del Mar Muerto era mucho mayor pero por los terremotos y la cada vez menor aportación de agua hace que vaya bajando el nivel casi un metro por año, con lo que su superficie es cada vez menor. Al desviar tanta  agua del Río Jordán por parte de Israel, su principal aporte de agua se ha visto muy mermado. Además cada vez llueve menos y por tanto los arroyos de las montañas no llegan al Mar Muerto. Hay un proyecto de construir un canal desde Aqaba, El Canal de los Dos Mares pero se han de poner de acuerdo varios países y de momento se ve un poco difícil su construcción.

Llegamos al  Dead Sea Spa Hotel y nos cambiamos rápidamente en los vestuarios. Hoy la que está despistada es Dolores que piensa que no se ha traído el bañador y al final lo encuentra. Después no encontraba la ropa que se había quitado.

Nos bajamos al mar y nos metemos enseguida en el agua. Es muy resbalosa por su salinidad y nos partimos de risa porque cuando no haces pie se te suben las piernas enseguida hacia arriba y te da la sensación de que vas a dar la vuelta. Tampoco es fácil mantener el equilibrio tumbado en el agua, ya que tienes que contrarrestar el empuje de los pies hacia arriba.

Lola, a pesar de las advertencias que nos han dado de que no entremos muy para dentro, se va nadando hacia lo hondo y luego cuesta mucho volver. A gritos la obligamos a dar la vuelta y que nadando estilo perro, pero mirando hacia arriba, se vaya acercando a la orilla. Cuando ya está más próxima Inma sale a buscarla y la rescata estilo náufrago hasta que hace pie y la ayudamos a ponerse derecha. Nos habían advertido de eso y de que no entráramos al agua con nada metálico, pues se degradaba.

En la orilla hay una pozas de lodo y Vicente se fue a buscar una. Metiendo la mano sacamos una pella limpia de piedras y nos la restregamos por todo el cuerpo. Es de color verde y al secarse parecíamos negritos como Machín.

Fuera del agua había un señor con un bote lleno de arcilla y te lo untaba por todo el cuerpo por 1 Dinar.

Debíamos llevar el lodo puesto unos diez minutos, que con el calor se secaba enseguida. El único que no bajó al agua fue Joaquín que no se encontraba bien.

Volvimos a meternos en el agua para quitarnos el lodo y en las duchas al borde de la playa nos enjuagamos, pues si te cae agua en los ojos o tienes alguna heridita pica mucho.

Nos subimos a darnos un baño en la piscina del hotel, nos duchamos y nos vestimos para ir a comer. Como aun no han abierto el comedor nos tomamos un refresco en la barra.

Tras la comida volvemos al bus. Por el camino paramos en una tienda de productos del Mar Muerto con  servicios. El guía nos da sólo 20 minutos y la verdad es que cumplimos a rajatabla.

Tenemos la desgracia de que por la carretera nos encontramos con algunos desvíos ya que están asfaltando y eso nos retrasa un poco. Esta carretera es el eje principal de Jordania Norte-Sur con un trasiego continuo de camiones de bajada a Aqaba para cargar y de vuelta para repartir la mercancía con lo cual se deteriora mucho y hay que mantenerla en condiciones. Durante el día hemos acumulado retrasos en el hotel, en el comedor y en la carretera. Eso nos hace ir lo más aprisa posible para llegar a tiempo a Wadi Rum, antes de que se ponga el sol. Para no llegar tarde para sacar las entradas llama Nabil a los beduinos para que ellos nos adelanten ese trámite y que nos estén esperando los 4 x 4 preparados.

Llegamos a la zona del Wadi Rum, que significa “Valle de arena”, y la visión es espectacular. Las montañas parecen enormes pasteles chorreados de chocolate de piedra rosa y arenas rojas.

A pesar de parecer un desierto y pensar que estuvo deshabitado, no es así. Fue un paso importante de caravanas en la época nabatea, como así lo demuestran inscripciones halladas en el Wadi Rum, ya que había numerosos manantiales  lo que propició el asentamiento de personas y recogieron el agua en dos grandes cisternas para dar servicio a los pobladores y caravanas.
Hoy en día está habitado por tribus de beduinos nómadas y algunos asentamientos ya fijos con todos los servicios en sus casas, con escuelas, sanidad, etc.

Aparca el bus en un llano rodeado de montañas y de jaimas. Vamos rápido a los servicios y nos montamos en los 4x4 de 6 en 6. Joaquín no se viene, pues cada vez se encuentra peor. Nos llevan de excursión por el desierto y vemos la puesta de sol avanzada, con los rayos de luz desapareciendo detrás de las fantasmagóricas montañas.

Paramos en un lugar para ver unas inscripciones, unos petroglifos, con restos de escritura Tamudea, de una antigüedad de 800 años A. de C. y unos camellos, significando una caravana. A su lado hay piedras rotas que nos muestran la composición rica en óxido de hierro de las rocas, lo que les da ese  tono rojizo a las arenas que se forman de su desintegración. Para divertirnos nos tiznamos los dedos en el rojo y nos pintamos coloretes en plan “pepona”.

Seguimos camino y ante una colina nos paramos, entonces los vehículos cogen velocidad acelerando al máximo e intentan trepar por la ladera de arena hasta que no pueden más. Esto, claro, con el consiguiente jolgorio de nosotros, a ver quien llegaba más alto. Lo mismo lo intentaron varias veces cada uno. Parecemos niños en una atracción de feria, pero natural.
Continuamos la ruta y el sol cada vez está más bajo y el color del cielo es precioso acompañado por la luna, que está casi llena.

Llegamos a una colina de arena y paramos. Hay que subirla descalzos. Los más aguerridos se atreven y se esfuerzan al límite para llegar hasta la cima. No es fácil y al final hay que subir de rodillas. En la parte de arriba se suben a unas piedras y contemplan la otra parte del valle, que es precioso. Para bajar había que coger velocidad y correr. Tras limpiarse los pies de los restos de arena continuamos la ruta.

Todo este entorno es conocido mundialmente desde que se rodó aquí  en 1962 la película “Lawrence de Arabia” de David Lean, rodada en los mismos lugares en los que realmente se desarrollaron los hechos narrados. La unión de T.E. Lawrence con el príncipe Faisal se forjó con el ánimo de crear una auténtica nación árabe y que por la traición de los países aliados nunca se llevó a término.

Ya ha anochecido y nos paramos en una zona alta. Se apagan los motores, se guardan los móviles, no hacemos fotos y nos quedamos “escuchando” el silencio del desierto. El momento es mágico. Estamos rodeados de la inmensidad de este desierto, semejante a los paisajes de la Luna que conocemos, en absoluto silencio, sin contaminación acústica ni lumínica, bajo un cielo profundamente estrellado y una Luna en casi todo su esplendor y además al lado de la persona amada y los amigos queridos.

¡Qué más se puede pedir!

Aunque Joaquín se ha perdido este momento, por lo menos desde el campamento habrá podido echar una miradita al cielo y a lo mejor ha habido conexión con el grupo en plan estelar.

Este momento inolvidable se rompe al continuar la marcha, pero no hay descanso y ahora viene la diversión. Los 4x4 aceleran y vamos bajando las laderas y rampas a toda velocidad, vamos, como en el rally Dakar.

Al final llegamos al campamento partidos de risa. Por el caminos hemos visto las montañas que rodean el campamento iluminadas en sus cuevas y el ambiente es maravilloso.

Nos aposentamos y nos lleva Nabil a ver como sacan nuestro cordero bajo la arena.

La técnica es la siguiente: hacen un hoyo profundo en la arena e introducen un bidón metálico completamente hundido. En el fondo lo llenan de brasas y colocan en su interior una estructura con dos pisos de rejilla en los que ponen el cordero troceado abajo y en la parte superior patatas.
Una vez colocado en su interior tapan la boca con papel Albal, ponen una tapa metálica y la cubren con sacos y mantas. Con una pala van poniendo arena de forma cónica, como una montañita, sobre este horno bajo tierra.
Lo dejan cocer en su propio jugo, casi como si fuese al vapor, y al cabo del tiempo van retirando la arena, las mantas y los sacos, la tapa, el Albal y entre dos sacan la estructura cogiéndola de unas asas y lo llevan a la mesa, donde nos lo sirven. Además teníamos en plan buffet los ya archiconocidos “mezze” y el pan sin levadura.

Tras la cena tomamos dulces típicos, tés y Vicente se fuma un narguilé.

En el complejo habían cenado otros grupos pero ya se estaban yendo y nos quedamos solos. Entonces los beduinos nos pusieron música, nos colocamos pañuelos en la cabeza y nos pusimos a bailar las mujeres en el centro de la pista con el beduino. Nos reímos un montón pero había que continuar el viaje.

Al subir al bus Vicente Cebrián se dio cuenta de que se había dejado en el 4x4 una cámara, la funda y tarjetas de memoria llenas de fotos ya hechas del viaje. Nabil llamó a los conductores y lo encontraron. Llegaron hasta la entrada del Wadi y se lo devolvieron muy amablemente.

Como antes habíamos venido escopeteados, al incorporarnos a la carretera principal tenemos que parar en una gasolinera para repostar.

De camino a Petra, Nabil nos cuenta el planning para mañana. Cuando cogemos el desvío a Petra la carretera cambia, se llena de curvas y vamos bajando cada vez más. Hay que saber que el Valle de Petra era en tiempos remotos el fondo del mar, por eso está tan hundido y Petra era una ciudad desconocida durante muchos años, hasta que se descubrió.

A la entrada de Petra hay una ciudad llamada Wadi Musa que significa ”Valle de Moisés”. La tradición dice que el manantial de Wadi Musa, a las afueras de Petra, fue el lugar en el que Moisés golpeó una piedra y manó abundante agua. Es como una ciudad dormitorio bastante grande con hoteles, restaurantes y servicios. Paramos delante de una farmacia para comprar más Primperán  inyectable, que a Joan se le han acabado las reservas, y algún antidiarreico de la zona. Inmediatamente le pincha a Joaquín para que vaya haciéndole efecto la medicación. Ya quedan pocos integrantes del grupo  que no hayan tenido un ataque furibundo de “Tutankamon”.

Llegamos al Hotel Crown Plaza de Petra, nos dan las llaves y a través de un laberinto de pasillos llegamos a nuestras habitaciones, cansados de la paliza de autobús pero contentos por el día tan magnífico y variado que hemos vivido. Hay que estar listos para Petra.

 
     

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© Textos: Dulce Ballester. © Fotos: Jose Luis Trull y Vicente Bono. v.1.0