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Picos de Europa 2013

Potes, Camaleño, San Pelayo, Valle de Liébana


Diario del viaje.

 

Sábado: 28 de Diciembre: Valencia - San Pelayo

A pesar de la buena voluntad de salir temprano, hasta las 10 de la mañana no iniciamos la ruta hacia Potes. Llevamos el coche repleto de bolsas, una nevera y todos los aparatos y maletines de Vicente para probar sus cuatrópteros, uno grande y otro pequeño.
Sobre las 12 paramos en La Sima, donde siempre, a almorzar un buen bocata de blancos. Dejamos que corra Max por los alrededores y aprovechamos para darle las pastillas anti mareo perrunas, para que esté relajado y adormilado en las zonas de curvas en un viaje tan largo.
Comemos cerca de Aranda de Duero, en el área de servicio de Milagros, en el Restaurante “Como en Casa”. Está muy bien. Hemos pasado de largo del que fuimos el año pasado, ”Los Cerezos”, que estaba francamente mal.
A la salida ponemos combustible, sale a correr Max y le damos otra pastilla de refuerzo. Durante el viaje no le damos de comer y así tiene el estómago vacío de comida y agua y se marea menos.
Ahora continuamos viaje sin parar hasta las 19,15 hora en  que llegamos a la Posada de San Pelayo en Camaleño a 4 Km. de Potes.
Nos reciben con mucho cariño y lo primero que vemos es a Marta y a su bebé Mario, hija y nieto de unos buenos amigos. El niño es muy despierto y simpático. Comentando con sus padres que tenían pendiente conocer esta zona y aprovechando que subían a Galicia desde Zaragoza pensaron en ocupar dos o tres días en caminar por estos territorios. Su padre les dijo que nosotros habíamos estado el año anterior en la Posada y que nos había encantado y ellos siguieron el buen consejo.
Una vez instalados bajamos a tomar un refresco y conocimos a Álvaro, la pareja de Marta. Además nos dio Aquilino la noticia de que a la perra Tana, a la que no habíamos visto, la estaban operando en Santander por haberse tragado unos huesos. Las perspectivas no eran muy buenas.
Leemos un rato y charlamos con la parejita.
Como estamos cansados y la comida ha sido fuerte decidimos picar algo en la habitación y descansar.
La última noticia que recibimos es que Tana no había resistido la operación por tener hemorragias internas producidas por los huesos que se había tragado con gula y sin masticar. Es una pena. El otro perro, Pongo, que ya es mayor lo va a sentir mucho.

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Domingo: 29 de Diciembre:

Lo primero del día es el paseo matinal con Max por los alrededores tan bonitos de la Posada. Max recuerda perfectamente el lugar y todos los rincones. Va suelto y encantado de la vida oliendo rastros desconocidos para él. El ver ovejas y vacas tan cerca es algo nuevo para su mentalidad de perro y se queda extrañado al ver semejantes animales.
Después del desayuno nos encaminamos a Fuente Dé. Ha salido un día precioso. Ha nevado mucho y Max disfruta corriendo y pisando por primera vez la nieve. Como es tan  negro destaca sobre el manto blanco.
Lo dejamos en el coche y subimos con el teleférico. El paisaje es precioso ya que está todo nevado y desde la altura se divisa todo el valle tan espectacular. Nos damos un paseo por la cima, que está nevada y luego nos tomamos un refresco mientras esperamos el teleférico de bajada.
A la vuelta entramos en el pueblo de Pido y llegamos hasta Espinama. Allí compramos queso de Pido, cecina y paté de jabalí del terreno. Aprovechamos para dar de comer a Max y aparece un perro terranova enorme, negro y guapísimo, que es de Casa Máximo, donde vamos a comer. Como Marta y Álvaro ya habían terminado su caminata los invitamos a comer el cocido lebaniego de este restaurante, conocido por su calidad.

Les encanta. Marta tiene que comer a saltos pues Mario está un poco potroso y llora un poco. Les recomendamos que no se pierdan la subida con el teleférico y ellos se encaminan hacia arriba.
Nosotros nos volvemos a la Posada a reposar la comida en plan relax y siesta. Nos han cambiado a una habitación mejor y recoloco las cosas. La habitación es casi igual solo que tiene dos camas grandes y un balcón muy bonito de madera que da a la montaña y al rio.
A media tarde paseo a Max y tomando un refresco leemos y vemos un rato la tele. Viene una familia encantadora procedente de Puerto Rico. Ricardo tiene orígenes de abuelos de Monforte de Lemos en Galicia y aunque nació en Cuba vivió durante unos años en su infancia en España. Jessica, su esposa, no conocía España y han aprovechado tres semanas para recorrer Galicia, Madrid, Ávila,Segovia, Toledo, los Picos de Europa, Santander, Vitoria, Barcelona, Valencia y de vuelta al hogar. Vienen acompañados de su hija Yulia y el novio Roberto, como dicen ellos, tan “Cheveres”.
Como estamos llenos, tomamos cualquier cosa en la habitación y después del último paseo nos vamos a dormir.

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Lunes: 30 de Diciembre:

Hacemos un paseo largo Max y yo. Al salir nos encontramos a Marta y familia que ya se van camino de Galicia. Les ha gustado mucho el lugar y la Posada.
Hace un día precioso. Se oye el rumor del agua que corre por el riachuelo que linda el terreno de la Posada. Los picos de las montañas que rodean el valle están nevados y hay una luz preciosa.
Después del desayuno nos vamos a Potes. Hoy hay mercadillo en la plaza y aprovechamos para comprar cecina de caballo, que a Vicente le gusta mucho, embutidos de la región y un queso nuevo de la Liébana que es mantecoso. Además compramos pan buenísimo y cebollas moradas que son muy dulces y duran mucho tiempo. Son muy típicas de la zona.
Es visita obligada a la ferretería donde encontramos cosas para Max que no hemos localizado en Valencia y de casualidad vemos que tienen unos pomitos muy parecidos a los que habíamos buscado en Valencia para sustituir los que se había comido Max en su infancia de la cocina.
Salimos hacia el puerto de San Glorio. La idea era llegar a Posada de Valdeón. Comienza a llover y al llegar al Mirador del Corzo la lluvia se convierte en ventisca y más arriba  nieva copiosamente. Al llegar al desvío vemos ya la carretera muy nevada y al ser un camino poco transitado no nos atrevemos a tomarlo. Seguimos en dirección a Riaño. Damos una vuelta por el pueblo. Nos llama la atención la ornamentación navideña que hay por todo el pueblo. Han reunido centenares de botellas de plástico de agua, las han pintado de rojo y han unido 5 por la boca formando una estrella y sujetada por un lazo.
Lo han hecho los niños y las mujeres del pueblo con el fin de reciclar, colaborar y abaratar los gastos municipales.
Subimos hasta una iglesia románica de Ntra. Sra. del Rosario del siglo XIV que fue rescatada del antiguo pueblo de La Puerta, inundado por las aguas del pantano que se construyó hace años y que generó tantas polémicas. La han colocado en lo alto del pueblo. Está cerrada y no podemos ver las pinturas góticas que cubren la bóveda de la iglesia.
En la ribera del pantano hay un club náutico y un pabellón redondo, el Corro de Aluches, donde se practica la “lucha leonesa”, deporte autóctono y ancestral.
Detrás de la gasolinera donde repostamos hay una calle con muchos restaurantes y hoteles. Elegimos “La Presa” y comemos platos contundentes para contrarrestar el día que hace. A pesar de las críticas que le ponían al hotel en Tripadvisor, el restaurante estaba bien. El servicio fue bueno y la comida sabrosa y abundante.
Sigue nevando. Le damos de comer a Max y da un paseíto. Nos volvemos hacia Potes. La carretera y el paisaje están completamente blancos. Menos mal que llevamos un coche potente y adecuado para el tipo de carretera. De todas formas vamos muy despacio y Vicente va conduciendo con sumo cuidado. Antes que nosotros ha pasado un camión y ha dejado las rodadas lo que nos sirven de guía por todo el Puerto de San Glorio. Ya bajando nos cruzamos con el camión quitanieves que va a dejarlo transitable.
Al llegar a Potes ni llueve ni nieva. Hacemos una siesta y tras un paseo de Max nos sentamos con un refresco en la sala de la biblioteca a leer y a ver los correos y noticias en el ordenador.
Como el resto de las noches, picamos un poco y a dormir.

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Martes: 31 de Diciembre:

Tras el paseo matinal con Max, desayunamos y nos vamos hacia Santillana del Mar. Hemos estado dos veces y ninguna  vez hemos podido entrar en la Colegiata de Santa Juliana de estilo románico. Una vez por obras y otra por una boda. Hoy tenemos suerte y entramos. Visitamos su interior con la exposición de tres belenes, uno pequeñito, otro mayor y el tercero ocupando un lateral del altar con escenas y muy artístico.
Santillana del Mar es una ciudad totalmente empedrada para recorrer caminando.
Damos una vuelta y compramos una quesada, unos de los dulces típicos de la zona. En vez de tapas hay montones de sitios que ofrecen un vaso de leche y un “sobao pasiego”.
Salimos por una carretera litoral hacia Suances, contemplando la belleza del Mar Cantábrico y sus playas y acantilados. La carretera está jalonada de Posadas, ya que es un sitio muy turístico, pero en plan familiar.
Aparcamos en el Puerto, que como todos los del norte, son pequeños y muy resguardados. Hace un sol espléndido pero también viento y el mar está encabritado. A lo lejos se ven las olas batir con violencia contra la entrada del puerto. Frente a nosotros hay una playa a la que se tira en tromba Max cuando ve el agua del mar. Menos mal que hay marea baja y solo se moja las patas y la barriga.
Damos un largo paseo viendo el paisaje y los barcos, aspirando el aroma del mar. Max se lo pasa en grande corriendo, oliéndolo todo y brincando de alegría.
Volvemos al coche, le damos de comer a Max y buscamos con el Tripadvisor un lugar donde comer bien.
Cerca está el Restaurante La Dársena, el mejor valorado. Hay mucha gente tomando el aperitivo y las tapas. La verdad es que comemos de categoría, rabas, pulpo a la plancha con crema de patata, merluza en salsa verde con almejas y cocochas y machote a la plancha( parecido al besugo). Todo está buenísimo, fresco a rabiar y muy bien elaborado. Recomendable al 100%.
A la salida se ha nublado el cielo y volvemos un buen tramo por la carretera de la costa para ver los acantilados y el mar batiendo contra ellos.
Volvemos a Potes y en la Posada Vicente se acuesta a dormir la siesta y yo me quedo bajo leyendo toda la tarde.
Nos arreglamos y nos subimos a la Posada del pueblo de LonPeñas Arriba” que tiene un buen restaurante para celebrar la Cena de la Noche de Fin de Año.
Es una pena, que estamos un poco llenos y la cena es buena y abundante.
Tere, la dueña, es genial. Al decirle que no me gusta el foie me trae unas croquetitas recién hechas para mi sola.
Los vecinos del la Posada puertorriqueños, la pareja portuguesa y los ingleses y otros dos también están cenando arriba.
A las 11.30 nos bajamos a la Posada de San Pelayo  para celebrar allí con todos el fin de Año y tomar las uvas.
Vienen a felicitarnos Lourdes y Aquilino. El ambiente es estupendo y cordial. Nos quedamos de charla hasta las 2 de la mañana con Max incluido en la juerga.

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Miércoles: 1 de Enero:

Amanece nublado y ventoso pero a pesar de ello no hace frio. Damos Max y yo un largo paseo. Lourdes tiene de decoración por algunos lugares del jardín calabazas y membrillos amarillos que Max piensa que son pelotas de tenis y las coge y pasea por todas partes con ellas en la boca, jugando y pasándoselo muy bien.
Hoy para recuperarnos de la cena de anoche nos quedamos en la Posada. Vicente saca su cuatróptero pequeño, que parece una avispa, y lo vuela. Es la diversión de todos los huéspedes. En uno de los aterrizajes se le rompe una patita. Aunque le deja Aquilino pegamento no consigue que vuelva a volar.
Entonces saca el grande y empieza a volarlo. Es todo un espectáculo para todos. Logra levantarlo bien y hace varios vuelos.
Nuestros amigos portorriqueños se van a hacer una excursión y luego comen cocido y leche frita , que se la hacen adrede a Ricardo, en Peñas Arriba. Cuando acaben de comer visitarán San Vte. de la Barquera y Santillana, pasando por Santander para ir a dormir a Vitoria.
Ya nos despedimos y acordamos hablar el domingo próximo para quedar en Valencia para que coman una paella como Dios manda y de verdad.
En uno de los vuelos deja de obedecer el aparato y se empotra en la parte más alta de un aliso, árbol que está justo en el borde del riachuelo Purón que viene desde Lon. El disgusto es grande por la impotencia de poder recuperarlo. Pero Aquilino nos dice que puede talar el árbol ya que no sirve para nada y encima le tapa el sol al invernadero que tiene en la parte de abajo de la Posada. Ni corto ni perezoso se cambia de ropa, agarra la moto sierra  y dejando libre la zona donde debe caer comienza a hacer cortes precisos para que caiga donde quiere y así es. Es un fenómeno.
Estaba tan enganchado entre las ramas que al caer el árbol no se suelta el aparato y lo tenemos que desenganchar, recogiendo todas las piezas rotas.
Vicente ha venido provisto de piezas de repuesto y de nuevo animado al haberlo recuperado se dedica a desmontar todas las partes rotas o deterioradas y lo limpia todo.
Como se ha hecho la hora de comer intentamos hacerlo en La Parrilla y está cerrada. Luego vamos a Potes y  todo está cerrado. Lo conseguimos en Los Molinos y comemos muy bien.
Luego subimos a Peñas Arriba a pagarle la cena de anoche a Tere, ya que no les funcionaba el terminal de Visa.
Vicente duerme un  rato de siesta y yo me quedo charlando con Aquilino y leyendo. Por no sabemos qué motivo se ha disparado la alarma de incendio. Tras ver que era una falsa alarma todo vuelve a la normalidad. Vicente se baja y pasea a Max y luego se pone a montar de nuevo el aparato. Yo sigo leyendo “El jardín escondido” de Kate Morton, libro de Lourdes que estaba en la biblioteca.
Nos damos un paseo con el perro y subimos a la habitación a picar algo y a dormir.

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Jueves: 2 de Enero:

Hoy bajamos tarde a pasear Max y yo y luego desayunamos solos. Toca hacer el vago.
Nos bajamos a Potes a comprar pan y carne para llevarnos a Valencia.
Volvemos a la Posada y Vicente vuelve a volar el cuatróptero con cuidado hasta que se queda sin batería. Hoy ha ido muy bien.
Hoy si que comemos en La Parrilla de Santo Toribio una cecina estupenda y una carne a la parrilla buenísima y súper tierna.
Volvemos a la Posada y Vicente duerme siesta y yo leo. Termino el libro por fin que me ha gustado mucho.
Baja Vicente. Pasea a Max y lo dejamos suelto disfrutando, recorriéndose todo el terreno sólo. Vemos un poco la tele y me subo a hacer las maletas.
Tras cenar un poco nos acostamos, que mañana tenemos un día duro.

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Viernes: 3 de Enero: San Pelayo - Valencia

Desayunamos fuerte, bajamos las maletas y cargamos el coche. Nos despedimos de Lourdes y Aquilino y salimos hacia Valencia. Por el camino nos llueve bastante. Hemos ido por más tramos de  autovía que a la subida. Se hacen más kilómetros pero son más cómodos.
Paramos en una gasolinera pasado Madrid a repostar y de paso compramos unos sándwiches para no perder mucho tiempo al comer.
Max ha ido muy torrado todo el camino. No le ha afectado el largo viaje.
Hay bastante tráfico pero fluido. Llegamos a media tarde a casa y tras guardar todo, descansamos del viaje pero contentos porque Vicente se ha encontrado muy bien y la estancia ha sido muy grata por todo y por todos.

Hasta el año que viene......

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